Existe en el mundo un quiebre entre gobernantes y gobernados, entre las personas y el sistema, entre la sociedad y las empresas, y entre los propios ciudadanos; esto hace que a las personas les sea cada vez más difícil identificarse políticamente y como comunidad dentro de una misma sociedad.
En este episodio, la especialista en liderazgo y sostenibilidad, Gisella Benavente, CEO de Axia Consulting Group, explica la importancia de tomar consciencia del impacto de la polarización pues, sin quererlo, nuestras propias acciones pueden estar impulsando un contexto favorable para fortalecer el populismo.
Benavente comenta que, hoy en día, la fragmentación es una característica de las sociedades, especialmente en América Latina, lo que significa que una sociedad en lugar de ser un conjunto de personas que comparten un sentido de pertenencia, es un conjunto de grupos aislados.
“Es como si coexistieran mundos separados dentro de una misma sociedad, con pocos intereses comunes y diferentes estilos de vida”, señala.
Por su parte, la polarización divide a la población en grupos opuestos provocando que se formen creencias contradictorias, muchas veces tan rígidas que bloquean la búsqueda del bien común y es fuente de conflicto en las sociedades.
Según el informe «Confianza: la clave de la cohesión social y crecimiento en América Latina y el Caribe», publicado este año por el Banco Interamericano de Desarrollo – BID, el nivel de confianza ya sea en los demás, en las empresas o en el gobierno ha disminuido en el mundo y lo considera como el problema más apremiante y menos abordado al que se enfrenta América Latina.
“Al formar parte todos de un mismo sistema el bienestar colectivo debería ser la prioridad pero, por el contrario, estamos cada vez más divididos y la confianza está más deteriorada”, sostiene Benavente.
La especialista advierte que una de las consecuencias de vivir en un clima de desconfianza es el fortalecimiento del populismo, en el que las medidas políticas buscan la aceptación de los votantes con ofrecimientos atractivos para permanecer en el poder sin importar las consecuencias en el largo plazo.
El populismo se apoya en exacerbar emociones, estimulando el miedo y el resentimiento público, resultando en decisiones políticas «agresivas» para mantener un entorno dividido, incierto e improductivo.
Benavente recuerda que una sociedad altamente fragmentada y polarizada como la nuestra, es frecuente observar actitudes de agresividad hacia quienes piensan distinto, sin reflexionar que estas reacciones contribuyen a crear más división y resentimiento, que es, justamente, lo que necesita el populismo para crecer.
“La prevalencia de la polarización en nuestras sociedades es un terreno fértil para sembrar políticas populistas”, finaliza.