A inicios de este mes la Policía Nacional del Perú (PNP), en colaboración del Ministerio Público, detuvo en un megaoperativo, realizado en Trujillo y otras ciudades de la región La Libertad, a 28 personas sospechosas de integrar la organización criminal “La Gran F.A.”, que habrían concretado una serie de acciones para favorecer la minería ilegal en dicha zona.
Entre los detenidos se encuentran seis policías, entre ellos, el coronel PNP Miguel Balta Paredes, quien era el jefe de la División de Orden Público y Seguridad de la Región Policial La Libertad. También fue intervenido el exgerente regional de Energía y Minas, Raúl Araya Neyra.
En esta nota, Cuarto Poder explica cómo así esta organización criminal, que contó con la complicidad de malos policías y de funcionarios del gobierno regional de La Libertad, logró arrebatar concesiones mineras legales, invadirlas y ganar millones de soles explotando el carbón Antracita.
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“Esta organización tenía recursos económicos ilícitos de S/ 1 millón de soles interdiario, S/15 millones al mes. Si usted lo multiplica por 12 y luego por 4 estamos hablando de más de S/ 500 millones de soles (por año)”, indicó el coordinador de las fiscalías contra el crimen organizado, Jorge Chávez Cotrina.
Así como lo escucha: más S/ 500 millones de soles de ganancias cada año.
La antracita y el drama de las familias desplazadas
Para entender por qué la Antracita o carbón mineral se ha convertido en estos tiempos en uno de los productos más cotizados en las industrias dedicadas a la producción de acero a nivel mundial, conversamos con un experto en el tema. Óscar Frías es ingeniero de minas por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y actualmente profesor del programa de gestión minera en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
La Antracita es un carbón que ha dado un salto significativo en sus niveles de exportación. Pasó de exportar 200 mil toneladas hace dos años a 2 millones y medio de toneladas solo de enero a setiembre en el 2023. Es decir, un notable porcentaje en un muy corto período, suficiente para entender porque la organización criminal denominada “La Gran F.A.” se apoderó de diversas concesiones mineras a sangre y fuego.
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El drama de está historia es que la violenta pelea ha provocado el desplazamiento de cientos de familias, cuyo único delito es vivir sobre el principal yacimiento de carbón mineral del Perú.
“Hace dos años que me han corrido de mi casa (...) (me han corrido) los delincuentes de arriba, pues. Se han hecho dueños de todas las casas y lo han vendido”, indicó a Cuarto Poder Eusebio Rojas, una de las tantas personas que tuvieron que huir de sus domicilios ante las amenazas de esta organización.
Keyti Gómez tiene 23 años y es madre de dos pequeños. Al igual que Eusebio, fue despojada de su casa, de su tierra, por hombres armados como los del video.
“Por el motivo de la delincuencia ahí nos han sacado de las casas, toda esta gente que esta acá, tiene sus casas arriba, ¿todo lo hemos olvidado porque no dejan acercar arriba? (...) Hay gente, delincuentes ahí armados”, anotó.
¿Y para que estén ahí?. Según ellos dicen que son seguridad de la mina.
Junto a Eusebio y Keyti, sesenta niños se quedaron sin escuela y ahora llevan algunas clases en este improvisado espacio que fue donado por el papá de Keyti.
“En mi casa están en un cuartito están estudiando (...) Hay 60 niños ahí”, dijo tras precisar que nos sentimos indignados por ver a nuestros hijos estudiando en estas condiciones.
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“Se encargaban de tomar las concesiones mineras en las zonas de Pataz Otuzco, a consecuencia de emplear violencia sacaban a los mineros que tenían las concesiones y ellos tomaban ilegalmente estas concesiones y sacaban ilegalmente el carbón para ser comercializado”, añadió Chávez Cotrina.
Con esta capacidad económica podían corromper a cualquiera como a Raúl Araya Neyra, el exgerente de energía, minas e hidrocarburos del gobierno regional de La Libertad.
“Esta persona era clave porque en el tiempo que ejercía sus funciones como funcionario público en el gobierno regional omitía sus funciones en favor de la organización criminal”, indicó Paulo Dávila, jefe de la Diviac.
Raúl Araya era quien facilitaba la documentación necesaria para que la organización criminal pueda trasladar el mineral extraído ilegalmente a bordo de decenas de volquetes hasta los puertos de Trujillo.
No solo habían captado a malos funcionarios del gobierno regional sino también a diversos policías, entre ellos, al coronel Miguel Balta Paredes, quien se desempeñaba como jefe la división de orden público y seguridad de la región policial La Libertad.
“Eso nos demuestra es que han estado sumamente alertados y confiados porque tenían la protección de malos elementos”, añadió Chávez Cotrina.
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¿Quién era el cabecilla de esta organización criminal?
Al mando de la organización criminal estaba José Agustín Arteaga López, un minero ilegal denunciado por diversos delitos, pero que siempre pudo seguir operando gracias al apoyo de su amigo el exgerente Raúl Araya y a los malos policías incluido el coronel Miguel Balta.
Estaban comprometidos también cinco suboficiales que tenían a su cargo el puesto de auxilio rápido, un lugar estratégicamente ubicado en la zona de extracción del mineral.
En este video, captado por los agentes de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior, la Digimin, se puede ver el impresionante tránsito de volquetes transportando el ahora preciado mineral.
El peaje ilegal por cada camión era de S/ 170. De ese monto, S/ 20 soles era para los malos policías.
Más de diez meses de investigación permitieron identificar a 33 miembros de esta organización criminal. El trabajo fue realizado por los agentes de la División de alta complejidad de Chiclayo, la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior y la Fiscalía contra el Crimen Organizado.
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En el operativo se detuvo a un sujeto armado en el lugar de tránsito del carbón. La información era que había más fusiles de guerra escondidos en el centro poblado de Cerro Blanco.
Los agentes encontraron las municiones, un uniforme de la Dirandro, cajas de municiones, uniformes del Ejército, uniformes de la policía de la Dirandro y también munición de fusil, de largo alcance G3, una mira telescópica, munición para escopeta, perdigones, entre otras cosas.
En paralelo, en Trujillo, la Policía detuvo al cabecilla de la organización en su casa.
Con José Agustín Arteaga, la Policía detuvo también a Raúl Araya y al coronel Balta Paredes. Además del ellos, cayeron los otros policías que estaban bajo su mando y que eran parte de la organización criminal.
La Policía asestó un certero golpe a una organización criminal que empezaba a mover millones de soles gracias a la extracción ilegal de la Antracita.
Sin embargo, pese a la intervención policial, el negocio parece imparable y muy apetecible por las mafias. Al partir del lugar, captamos volquetes cargados de carbón y una draga en plena operación en el río. Aún queda mucho por hacer si queremos evitar la devastación en las alturas de Trujillo.
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