Dante Arroyo López es un ingeniero mecatrónico graduado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Posteriormente fue becado en la Universidad de Tsukuba (Japón).
Dante Arroyo López es un ingeniero mecatrónico graduado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Posteriormente fue becado en la Universidad de Tsukuba (Japón).

La interacción humana es clave para el desarrollo y aprendizaje, sobre todo en niños. Bajo esta idea, Dante Arroyo López, un ingeniero mecatrónico graduado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y becado en Japón, creó un robot que transmite calor al contacto con una persona.

Para hacer realidad el proyecto, propuso generar fluidos internos dentro de la ‘piel’ del que simulen el calor humano. Así, las personas que abrecen o toquen al robot ya no se encuentren solo con un material duro, sino, que sienten un ser con el que puedan interactuar y generar empatía.

Una estrategia para darle al robot una piel era poner un material suave y flexible, como el que tienen los peluches, o materiales basados en gel. Es muy importante tener empatía con el robot porque, si bien se busca que el dispositivo sea útil, una formación de empatía con él da pie a una mejor calidad de vida”, explicó Arroyo en diálogo con la Agencia Andina.

El ingeniero, que actualmente trabaja en la startup Tumi Robotics, previamente logró ser parte de varios proyectos tecnológicos de robótica educativa y social en la Universidad de Tsukuba () donde fue becado. Después regresó a Perú para aplicar los conocimientos adquiridos en el país asiático.

Desde ahí, ha continuado trabajando en proyectos relacionados a la interacción humana con robots. Durante la pandemia, colaboró con ingenieros en China para desarrollar un robot que pueda brindar soporte pedagógico a los niños.

“Lo interesante de este método (interacción humana) no es que los robots enseñen a los niños, sino que los niños enseñan al robot. Lo que se hacía es que los robots cometan errores y con ello se convertían en los alumnos de los niños. Entonces, el niño toma el perfil de profesor y al no ser el robot una tablet o un celular, sino un agente, con cierto grado de conciencia y una forma, el niño llega a formar un lazo de empatía con él. Este método esta basado en la metodología de aprender enseñando”, apunta Arroyo.

En varias partes del mundo ha comenzado a usarse este tipo de herramientas con fines pedagógicos. El ingeniero peruano recordó que en Europa, ante el gran número de familias inmigrantes, se empezaron a usar robots para apoyar a los docentes en la enseñanza, sin llegar a reemplazarlos. De esa manera, la educación no solo se limita a las clases presenciales, sino que se refuerza la enseñanza en la casa del niño, generando un impacto social en el que vale la pena invertir.