Por Mauricio Niño
El coronavirus, como hemos ido aprendiendo en estos días, no es un ser vivo. Se trata de una partícula viral que necesita de otros organismos para ser capaz de reproducirse.
Para ello, ingresa e infecta a los seres humanos, a través de las microgotas de salivas que emitimos cuando tosemos, estornudamos e incluso cuando hablamos. Por eso es importante que quienes estén infectados utilicen una mascarilla o permanezcan aislados.
“Aparte de las microgotas de saliva, también hay otros lugares en los que puede estar el coronavirus. Se queda principalmente en superficies de metal y plástico durante varios días. Por eso, es importante limpiarlas con lejía o alcohol. Si hay millones de partículas virales en estas superficies, alguien las toca y luego lleva su mano a la cara, cabe la posibilidad de que pueda contagiarse”, nos explica Ciro Maguiña, médico infectólogo de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y vicedecano del Colegio Médico del Perú (CMP).
En el caso del cartón, la permanencia del virus es mucho menor. Según un estudio publicado recientemente por el New England Journal of Medicine, es de 24 horas. Se estima que en el papel, de textura más porosa, la permanencia sería similar o incluso menor. La exposición a los rayos solares por la que suele pasar un diario en camino hasta las manos de los lectores, también reduce la posibilidad de una infección de Covid-19.
“Comparado con otros materiales, mediante el papel es posible el contagio, pero mucho menos probable. Lamentablemente, hay gente con malos hábitos de higiene en todos lados. Pero si te lavas bien las manos –como indican los especialistas durante 20 segundos con agua y jabón– puedes tocar un periódico o revista sin preocuparte”, agrega el Dr. Maguiña.
Por eso, aconseja seguir las recomendaciones dadas por especialistas y cumplir con las medidas de higiene necesarias para prevenir un avance de la diseminación del virus. De no cumplirlas, podría ser necesario ampliar los días de cuarentena a nivel nacional.
“Tras la limpieza de las superficies que tocamos y las manos, de las millones de partículas que podían existir, el número baja a cien o probablemente menos y eso evita un contagio. La inmunidad local, las defensas de nuestro propio cuerpo, lo previenen. Un estornudo directo, en cambio, sí produce millones de partículas virales que el cuerpo no puede resistir”, finaliza.