Socio director de Chronsult
Una de las grandes aspiraciones del ecosistema peruano es que el Perú pueda tener su primer unicornio (emprendimiento con valoración de US$1.000 millones o mayor). La sensación es similar a la expectativa plasmada en el título de la popular canción de JLO: el anillo pa’cuando.
¿Por qué ese milestone es tan importante? Más allá del orgullo natural de entrar al selecto grupo de los países latinoamericanos con al menos uno de los 35 unicornios que hay en la región, a lo que se aspira es a que al lograrlo se genere un abre puertas a capitales, mercados y clientes. También generar ese efecto domino y el ‘sí se puede’ tan positivo que se crea al quebrarse un techo de vidrio.
¿Tenemos acaso los peruanos una menor capacidad de generar ideas innovadoras, modelos de negocio disruptivos, visión o inspiración que atraiga y convenza capitales y financistas? Claro que no. Pero la realidad es que hay algo no está terminado de funcionar.
Sin embargo, estoy convencido que sí es posible. Mi perspectiva se refleja en las siguientes recomendaciones:
Primero, creérsela. Nuestros emprendedores son súper esforzados, pero cuando se trata de diseñar y presentar sus planes de expansión, ideas o levantar capital, vamos como los chiquitos del barrio. Pedimos poquito, nos valoramos (la empresa) poquito. El sueño llega a alcance regional a lo mucho y pocas veces es global.
Por otro lado, se necesita salir de la zona de confort. No basta ser o querer ser el top de Perú esperando que alguien más grande nos compre la idea o le atraiga el posicionamiento alcanzado localmente. Hay que ir a por todas. A conquistar países más grandes y ser disruptivos allá, de visitante.
Potenciar el eco sistema. Los emprendedores no pueden hacer todo. Necesitan de guía, de mejores prácticas, y claro, capital. Las aceleradoras, fondos de inversión e inversionistas ángeles locales son claves en esta dimensión.
No pensar en el exit antes de tiempo. No es que planearlo sea malo pero no conozco un unicornio que haya logrado ese status (esa valoración refrendadas por inversionistas) con sus fundadores pensando iniciar el emprendimiento para venderlo a los cinco años.
Preparación. La realidad de los emprendimientos del siguiente nivel se basa en que sus fundadores además de una buena idea, vienen con amplia experiencia profesional, corporativa en consultoras de renombre o en la industria financiera o capital de riesgo y con equipo -si acaso no ellos mismos- con maestrías en universidades top en EEUU o Europa.
Tengo certeza que el primer unicornio peruano ya existe, falta hacérselo saber a esos fundadores.