Profesor de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico
A pocos días de cumplirse el plazo límite para la aprobación de la Ley del Presupuesto Público del 2022 y estando pendiente de debate el Proyecto de Ley para delegación de facultades legislativas, me permito plantear al Congreso una contrapropuesta a la presentada por el Ejecutivo. Es muy simple.
No conceder la delegación de facultades en materia tributaria debido a que el sistema tributario peruano tiene, al menos, tres décadas sin una reforma sustancial y realmente la requiere. No solo cambios o ajustes marginales, sino se requiere repensar el sistema tributario a fin que permita lograr objetivos nacionales de largo plazo, que a la fecha, ni siquiera están claros.
Sin embargo, si el MEF afirma que mayores recursos son indispensables (lo cual no es suficiente justificación para un ajuste tributario), se le podría permitir solamente la delegación de facultades para ajustar el régimen tributario de la minería.
¿Por qué?
El MEF ha dicho que de todos los ajustes, el minero, es el que generaría la mayor recaudación adicional.
Nos ha dicho también que está recibiendo asistencia técnica del Fondo Monetario Internacional y que no afectará la competitividad de dicho sector.
Los demás ajustes tienen impactos muy disímiles y requieren mayor análisis ex ante para afinarlos y asegurar que sean pro mayor equidad y no perjudiquen las decisiones de los agentes económicos.
Pero con una condición:
El MEF debe comprometerse a informar a través de un Portal de Datos Abiertos, la cantidad de recaudación que se va logrando mes a mes y destinar dicha recaudación a un fondo exclusivo que se maneje como un Fondo de Apoyo Social; las mineras ya tienen esa experiencia, cuya administración debe realizarse a través de un Comité en que participe la autoridad, y representantes de la sociedad civil. Asimismo, dichos recursos se destinarán exclusivamente a inversión a través de mecanismos tipo Obras por Impuestos u otros que minimicen los riesgos de ineficiencia, ineficacia y corrupción.
Los peruanos merecemos una reforma tributaria analizada rigurosamente y discutida ampliamente. La política tributaria es solo un instrumento para lograr un camino seguro al crecimiento y al desarrollo, no es solo una fuente de recaudación. El MEF tendrá que rendir cuentas respecto al actual sistema, presentar un informe detallado de evaluación del mismo, cuáles son las causas del incumplimiento tributario tan elevado y reconocer todos los errores de diseño que ha cometido a lo largo de los años. Solo así podrá plantear una sólida propuesta de Reforma Tributaria. La que están solicitando es demasiado “populista” y “simplista”. No necesitamos una Dirección de Política de Ingresos Públicos para proponer cambios que solo incrementan la carga tributaria y dejan de lado las debilidades estructurales que el sistema tiene, incluso frente a fenómenos complejos como la informalidad y la baja productividad.