Escribe: Pedro Pablo Kuczynski, expresidente de la República.
El Perú está sentado sobre una de las fuentes más grandes de agua del planeta. No obstante, muchos peruanos no tienen agua potable en su casa y muchos más no tienen servicio de alcantarillado. El consumo más grande es en la costa, principalmente para riego y para las grandes ciudades que tienen la mayoría de los habitantes. La perspectiva futura es incierta porque nuestros glaciares se están derritiendo: la mitad ya se fue en los últimos 50 años y en los próximos 30 o 40 años no quedará casi nada. Por eso debemos pensar de inmediato en fortalecer las fuentes de agua para la costa, con medidas simples que traté de implementar en mi corto Gobierno:
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La forestación en las alturas de la costa para atraer las lluvias y paliar el efecto de la desglaciación.
El escalonamiento de los ríos de la costa para que alimenten la napa freática y se impida que se pierda en el mar la mitad del agua que baja de la sierra, como ocurre hoy.
La política de conservación del agua en las grandes ciudades y de incentivar el riego tecnificado, pues la irrigación es hoy la principal demandante de agua.
Necesitamos implementar un plan de agua (y alcantarillado) para todo el país: es triste ver cómo ciudades a la orilla de grandes fuentes de agua (como Iquitos, Pucallpa, Piura, o Bagua, entre muchas otras) no tienen servicios adecuados de agua potable, sin mencionar a los que viven en las laderas de los cerros en las grandes ciudades.
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Hace dos años escribí en mi memoria “Tarea interrumpida” lo siguiente: “El servicio de agua potable es esencial, pero no llega a muchos ciudadanos. Según estadísticas oficiales del INEI, 21% de los hogares no tienen acceso a ella: es decir, 7 millones de peruanos deben comprarle al camión, hacer un pozo o comprar y cargar bidones. No existen mediciones sobre la calidad del agua, pero estoy convencido que el alto porcentaje de anemia infantil se debe al agua sucia. Mas aún: en la mayoría de las ciudades, el agua de la red pública fluye por horas. Una semana tiene 168 horas, pero ningún servicio regional alcanza este nivel. En Pasco apenas el 17% de la población tiene acceso al agua potable; en Cajamarca y Huánuco, solo el 33%. En Lima un millón de personas no accede a ella. No solo existe una crisis ambiental en ciernes, sino una crisis de organización y distribución. Buena parte de los sistemas urbanos de agua datan del primer Gobierno de Fernando Belaunde Terry (1963-1968) y urgen ser renovados”. Es triste decirlo, pero poco ha cambiado desde esas citadas palabras.
Hoy la prensa ha empezado a ocuparse del tema porque cunde una batalla entre las autoridades del agua sobre las tarifas de ella. Sin duda, debe haber un aumento progresivo de las tarifas de agua y desagüe. Pero antes de eso debemos poner la lupa en las 50 empresas públicas de saneamiento (EPS). Si hiciéramos eso, con una auditoría profesional con estándares internacionales, no hay duda que todas las empresas aparecerían como quebradas. Con la posible excepción de Sedapal, ninguna de las otras 49 empresas cubre sus costos y deja una reserva necesaria para poder financiar las necesarias mejoras absolutamente esenciales. Las empresas pierden agua porque tienen tuberías viejas, fugas no cuantificadas y en muchos casos personal nombrado por las regiones sin las calificaciones necesarias.
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Es fundamental una reforma completa y drástica de las EPS. Se ha dicho en esas mismas páginas que cito: “cerrar las brechas solo con tarifas, sería como ponerle curita a una fractura”. Eso es verdad, pero también es verdad que echarles más tarifas a empresas que en muchos casos no las pueden cobrar y tienen inmensas pérdidas de su activo líquido, no solucionará los problemas. Es una parte de la solución, pero solo funcionaría si hay una reforma completa del sistema.
Esto nos lleva a la privatización, que ha tenido éxitos en Chile y hasta en ¡Cuba! ¡En la Habana! Pero también ha habido desastres, como el de Thames Water en Inglaterra. En todo caso la privatización de empresas de agua requiere mucha preparación: con los preparativos bien hechos, para hacer que las empresas sean más viables, quizás ya ni se necesite privatización. Lo más importante es hacer las reformas básicas: mantenimiento, inversión, profesionalización, tarifas y modernización.
Parece poco probable que con el Gobierno de semitransición que tenemos hoy se pueda hacer estas reformas. Pero los organismos y gremios que hoy existen en el sector privado podrían juntarse y preparar un plan de reforma que permita que en todas las zonas urbanas del Perú haya un servicio de agua potable y alcantarillado moderno.
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