Presidenta de OWIT Perú
El 2020 nos dejó una mochila muy pesada. Es innegable que la escasa empleabilidad por el cierre de negocios y la desaceleración en la economía nos impactó dramáticamente como país; y con más fuerza a las mujeres, quienes hemos quedado más vulnerables debido a la ampliación de las brechas de género que ha ocasionado esta coyuntura. Al respecto, en diciembre del año pasado, la directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres, Anita Bhatiauna señaló que la pandemia puede hacernos retroceder 25 años en igualdad para las mujeres y, que la carga adicional por las tareas de cuidado del hogar planteaba un “riesgo real de volver a los estereotipos de género de los años 50”.
En efecto, el impacto en las mujeres se traduce en menor acceso a la educación, desempleo, subempleo, informalidad, deserción laboral, presencialismo (también en entorno virtual), baja en la productividad, mayor número de horas en trabajo no remunerado, aumento de la violencia doméstica y mayor afectación de la salud mental, entre otros.
Esta situación nos hace replantear las estrategias que distintas organizaciones públicas y privadas hemos venido impulsando en los últimos años, debiendo adaptarlas al contexto actual. Asimismo, nos exige continuar impulsando otras buenas prácticas desde la perspectiva de género, que ya se encontraban en ejecución, para que esa terrible predicción de retroceso no se cumpla.
¿Qué podemos hacer? En el Día Internacional de la Mujer, desde la Organización Internacional de Mujeres en Negocios del Perú (OWIT Perú) - que tengo el honor de liderar –, queremos poner sobre la mesa diversas acciones que las empresas y sus líderes podrían implementar para tratar de nivelar la cancha y generar un ambiente positivo a la interna.
Estas acciones comprenden: impulsar la empatía en el ambiente laboral, incluir a más mujeres en las ternas de los procesos de selección, establecer tolerancia cero a la violencia de género, implementar una política para el trabajo remoto que permita alcanzar el balance vida laboral/vida familiar, erradicar los sesgos inconscientes, impulsar una comunicación inclusiva, normalizar el cambio a través de una cultura organizacional flexible y adaptativa, entre otros.
Ahora bien, para que estas propuestas se vuelvan realidad es clave el compromiso e impulso de la CEO o el CEO. Hoy más que nunca, lo que requiere nuestra sociedad es un rol activo de las y los líderes en torno a la igualdad de oportunidades pues está demostrado que ello beneficia de forma importante a la competitividad y la rentabilidad de los negocios, lo que a su vez impacta positivamente en la economía del país.
No necesitamos de grandes presupuestos, con acciones rápidas, directas y concretas podemos marcar una gran diferencia. Por ello, las mujeres ejecutivas y empresarias que formamos parte de OWIT Perú tenemos como mantra: ¡Retroceder nunca, rendirse jamás!