Soy consciente de que, en un país como el nuestro, con un sistema político disfuncional y un pobrísimo nivel de debate público, discutir sobre cómo prevenir problemas que aquejarán a generaciones futuras parece poco importante. Pero no lo es. Como bien sabemos quienes ya no somos jóvenes, los problemas no desaparecen porque dejemos de pensar en ellos.
El último número del semanario “The Economist” discute sobre uno de esos problemas: el colapso global de los niveles de fertilidad y las consecuencias del envejecimiento de la población sobre la economía mundial. Y es que la tasa de fertilidad (el número de hijos que tendrá una mujer durante su vida fértil) ha venido declinando en la mayor parte del mundo. De acuerdo con el Banco Mundial, en 1980 el promedio global era 3.73; en 2000, 2.72; y en la actualidad es 2.3. Tiene que ser 2.1 para que la población se mantenga estable.
Los problemas que genera el envejecimiento (y eventual decrecimiento) de la población sobre la economía son muy serios y muchos países ya los están sufriendo. El más obvio es que, al reducirse el número de trabajadores, es cada vez más difícil mantener a los pensionistas. No solo porque ello requiere usar cada vez más recursos públicos para pagar pensiones y proveer servicios de salud (los cuales tienen que ser financiados con impuestos pagados por un menor número de trabajadores), sino también porque gran parte de los cuidados a los ancianos son provistos por familiares cuyo número también se reducirá.
LEA TAMBIÉN: Recaudación de IGV interno cae 9.3% en mayo y alcanza su séptimo mes en negativo
Si bien el problema es más agudo en países desarrollados, no es exclusivo de ellos. En Brasil, la tasa de fertilidad es 1.64; en México, 1.82; y en Argentina, 1.89. De hecho, el promedio latinoamericano es 1.88. En el Perú, la tasa de fertilidad ha caído de más de 5 en 1980, a 2.85 en 2000 y a 2.22 en 2020. Ello quiere decir que más temprano que tarde tendremos que enfrentar el problema del envejecimiento de la población.
Dado que ninguna política pública ha podido revertir la reducción de las tasas de natalidad, se trata de un problema inevitable. ¿Qué hacer al respecto? Eso no es muy difícil de intuir: si queremos que el nivel de vida de los peruanos siga aumentando cuando tengamos menos trabajadores, tenemos que hacer que sean más productivos. Es decir, que aumente su productividad.
Lo difícil es imaginar cómo, porque el factor más importante detrás del incremento de la productividad de las personas es la educación, y en el Perú no solo tenemos un sistema educativo que educa muy mal, sino que tenemos a los representantes de los pocos que se benefician de esta situación (profesores y dueños de universidades de bajísima calidad) sentados en el Congreso. Por ello, la probabilidad de que se dicten leyes que permitan reformar el sistema educativo es bajísima. Entre otras cosas, porque como alguna vez escuché, es muy difícil que alguien entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda.
¡Beneficios ilimitados con tu suscripción a Gestión! Disfruta de hasta 70% de descuento en más de 300 promociones del Club de Suscriptores, que además podrás usar todas las veces que quieras. Conócelos aquí ¿Aún no eres suscriptor?, adquiere tu plan aquí.
LEA TAMBIÉN: BVL cierra al alza tras sólidos datos económicos en Estados Unidos y China
LEA TAMBIÉN: Nuevas empresas en el Perú: ¿cuál es el atractivo del país para el capital extranjero?