Jennifer Milla, Thomas Eckschmidt y Jorge Medina, Cofundadores de Capitalismo Consciente Perú
Han pasado 22 años desde que se planteó el primer gran esfuerzo mundial de los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio –antesala de los 17 ODS, y ante el modesto avance alcanzado en estas dos décadas, el “business as usual” no es una opción viable, como bien señala la investigadora Rebecca Henderson en su libro “Reimaginando el Capitalismo”, en donde pone de relieve la cada vez mayor frustración y desconfianza de la población en gobiernos y empresas.
Hoy, al cabo de dos años de pandemia y aislamiento, convendría reflexionar sobre nuestro proceso de autoconocimiento para determinar si somos capaces de reconocer que, a mayor poder, mayor responsabilidad. Decimos esto porque un elevado nivel de consciencia permite darnos cuenta del enorme potencial que tenemos para beneficiar a la humanidad, no sólo mediante esfuerzos individuales, sino con enfoques basados en la innovación y la cooperación. Las organizaciones y sus líderes juegan un rol clave en esta imperativa trasformación.
Ramón Mendiola, CEO de FIFCO, compartió en la CADE 2021 los cinco pasos para implementar un modelo exitoso que incorpora la reducción de su huella social y ambiental. FIFCO hizo un alto, escucharon y se escucharon. Operan ahora bajo su propósito de “Compartir con el mundo una mejor forma de vivir”, integrando a todos sus stakeholders. Sin embargo, muchas organizaciones aún definen sus estrategias en modo competencia (el modelo mental de la escasez), actuando casi en piloto automático y desperdiciando buenas oportunidades para generar valor sostenible. Ello, a pesar de que todos sabemos que el juego de la empresa no se acaba con los resultados de un año.
En cambio, los líderes empresariales conscientes adoptan una mentalidad infinita, como bien explica Simon Sinek en su libro “El juego infinito”. Reconocen que sus decisiones, acciones y omisiones –siendo singulares en lugar y ocasión– son universales en significado e impacto, porque afectan a los demás. Estos líderes han dejado atrás el comportamiento egocéntrico y excluyente del “yo” y han adoptado el paradigma virtuoso del “nosotros”. Al respecto, existen muchas herramientas, evaluaciones, propuestas, guías y mejores prácticas. Pero la mayoría de las empresas no las utilizan. ¿Será por un insuficiente nivel de consciencia? En la sociedad hiper conectada y archi informada en la que vivimos, el “purpose washing” ya no es una alternativa viable. No cabe decir “somos sostenibles” simplemente porque completamos un checklist. Podemos, y debemos, hacer más.
Un líder consciente hace la diferencia por las razones correctas. ¿Y cómo podemos reconocer esas razones correctas? Volviendo a nuestra esencia de ser humano, a esa esencia caracterizada por valores como el sentido de propósito, integridad, transparencia, autorregulación, colaboración, empatía, compasión, amor. Y como siempre decimos, existen dos formas: por convicción o por imposición. La primera siempre es mejor; la segunda cuesta más y generalmente duele mucho.
El propósito de toda empresa es generar bienestar y progreso a la humanidad resolviendo necesidades ambientales y sociales a través de los bienes y servicios que brinda, en forma rentable y sin generar externalidades negativas. Las empresas conscientes lo hacen poniendo al ser humano y su ecosistema en el centro de sus modelos de negocios y estrategias empresariales. Desde la más pequeña hasta la gran corporación, todas deberían responder al llamado de un propósito superior.
Las empresas que operan con una mentalidad limitante, considerando el lucro como lo más importante, no serán sostenibles, pues “sin un sentido de propósito ninguna empresa alcanzará su máximo potencial y sacrificará su futuro al perder la confianza de sus stakeholders por sucumbir a presiones de corto plazo”, como señala Larry Fink, CEO de BlackRock, la mayor administradora de fondos del mundo. En cambio, las empresas conscientes, que brindan lo mejor de sí para beneficiar a todas sus partes interesadas, logran convertir todo en abundancia. Es el resultado natural de actuar con sentido de realidad reconociendo la interrelación e interdependencia entre la empresa, la sociedad y el planeta.
Expandir nuestro nivel de consciencia. Ese es el punto de partida para las transformaciones que la humanidad necesita. Sí, la Consciencia es la base de todo. Por eso debe ser el ODS Cero.
Por último, como “bonus”, un par de links relativos a la iniciativa “Objetivos Para Vivir Mejor”, con guías desarrolladas por el WBCSD y Futerra, que permiten a las empresas hacer relevantes los ODS para sus empleados, consumidores, proveedores y comunidades, con una variedad de ejemplos prácticos e inspiradores sobre iniciativas que todos podemos llevar a cabo. Tú, como individuo, tienes el potencial de generar impacto e influir positivamente en los comportamientos, aspiraciones e incluso en la redefinición de éxito y felicidad.
https://docs.wbcsd.org/2019/09/WBCSD_Good_Life_Goals-Business_Guide%202019.pdf
GLG_decks_Spanish_w_icons.pdf (sdghub.com)
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