La Organización Mundial de la Salud (OMS) traslada a los Estados la obligación de procurar a sus ciudadanos los medios necesarios para alcanzar el mayor nivel posible de bienestar y salud[1]. A la luz de dicha aspiración, hemos conocido iniciativas como la ley de stock mínimo de genéricos, la cual fue propuesta por el Ejecutivo a mediados de este año y podría aprobarse vía decreto de urgencia, según el anuncio realizado por el Ministerio de Salud recientemente.
No obstante, si bien los genéricos son una alternativa que permite a los sectores menos favorecidos contar con los medicamentos que necesitan, nuestra legislación debe asegurar que todos los productos que se dispensen a la población sean de calidad, seguridad y eficacia comprobadas.
De lo contrario, facilitar la disponibilidad de genéricos que no necesariamente cumplen con el fin para el que fueron elaborados, podría prolongar innecesariamente una enfermedad, agravar la situación de quien la padece y afectar su economía. Y si, además, estos no son seguros ni eficaces, se pone en riesgo la vida de los pacientes.
Ahora bien, para cerciorarse de que un medicamento genérico es eficaz y seguro, las farmacéuticas deben cumplir rigurosamente los estándares establecidos por las normas internacionales, siguiendo los lineamientos de organismos de referencia, como la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
De seguir esa línea, además de garantizar el acceso, esta ley ─que exige una cantidad mínima de estos fármacos─ aseguraría también la idoneidad de estos, ya que el cumplimiento de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) contempla un sistema de calidad en todo el proceso de fabricación (procedimientos, infraestructura, controles analíticos, entre otros).
Nuestras autoridades de salud requieren implementar normativas que les permitan garantizar la seguridad y eficacia de los medicamentos que se pondrán a disposición como stock mínimo. Este factor es clave, porque además permitirá optimizar el presupuesto del sector, dado que así se evitan rehospitalizaciones, reincidencia de enfermedades, entre otros gastos innecesarios.
Sumado a lo avanzado hasta hoy para lograr un auténtico acceso a la salud, el diálogo entre autoridades y cada participante del sector es esencial para continuar identificando oportunidades de mejora. Solo así conseguiremos hacer foco en detalles tan importantes como la calidad de los genéricos, un aspecto en el que la industria farmacéutica puede aportar mucho desde su experiencia y conocimiento especializado.
[1] La salud en un derecho fundamental, Organización Mundial de Salud. Disponible en: https://www.who.int/mediacentre/news/statements/fundamental-human-right/es/