Periodista
El primer ministro se presentó ayer en el Congreso para dar explicaciones por sus declaraciones que se consideraron sediciosas por alentar la violencia contra la oposición. Y terminó su participación retando, con total tranquilidad, al Congreso para que lo censuren lo más pronto posible.
¿Qué hará el Parlamento?, ¿recogerán los congresistas este guante y presentarán la moción y aprobarán la censura del premier con la premura que les ha sido exigida?
Una vez más se pondrá a prueba la decisión y coherencia del Congreso. Ya antes el primer ministro los ha puesto en esta encrucijada y el Congreso se atemorizó. Se hicieron los desentendidos y no tuvieron el valor de censurarlo.
Ahora los ha puesto nuevamente contra la pared.
Si critican tanto al gabinete, y especialmente al premier, esta es la gran oportunidad de deshacerse de él, generando una nueva crisis ministerial que ponga en jaque al Gobierno.
Si no lo hacen, mostrarán una enorme debilidad, fortalecerán la figura del principal operador político del Ejecutivo, confirmarán que todo lo que declaran es solo “floro” para las tribunas, y que lo que en realidad tienen es un gran temor a que se venga una nueva denegatoria de la confianza, y con ello el cierre del Congreso. Entonces habrá Torres para rato.
El premier sabe del temor de los congresistas, por eso actúa como lo hace, como lo ha hecho desde que asumió el Ministerio de Justicia.
Por eso, va a seguir haciendo y diciendo todo lo que sea necesario para irritarlos y enfrentarlos, sabiendo que si sigue ahí es por la fina gentileza de los parlamentarios, que se dicen el primer poder del Estado y que se muestran ofendidos con las expresiones del primer ministro, pero que son incapaces de tener algún gesto audaz –que sí tiene el premier- para enrumbar al país por otros caminos.
Por esta misma razón, el presidente hace lo que hace. Incapaz de gobernar con algún acierto, y enredado en sus inexplicadas telarañas familiares y de entorno, apela al apoyo de organizaciones a las que ha fidelizado desde el primer día de su gobierno con gestos y decisiones controvertidas y cuestionables.
Eligió los sectores que representan bolsones electorales importantes y numerosos para darles prioridad en el tratamiento populista y de supuestas reivindicaciones. Lo hizo con los maestros, con los transportistas, agricultores de la sierra y selva, trabajadores sindicalizados, entre otros, y ahora lo hará con la micro y pequeña empresa a través de un nuevo Reactiva.
Y frente a ello, el Congreso también ha sido incapaz de ponerle un pare. Preguntamos, por ejemplo: ¿derogará el Congreso las normas laborales recientemente dictadas por el Gobierno?, ¿se opondrá a un nuevo Reactiva?
Lo dijimos reiteradamente aquí, y lo repetimos, ¿qué incentivo tiene el presidente para deshacerse de este premier, que es su principal operador político y es quien pone la agenda?