
Escribe: Enrique Castillo, periodista.
Los últimos y sucesivos triunfos electorales de candidatos de derecha en varios países latinoamericanos han motivado que se hable de una ola incontenible que inevitablemente llegará al Perú en estas próximas elecciones.
Bukele, Noboa, Milei, Paz y Kast, hacen pensar que efectivamente se trata de una tendencia continental que va a generar en el electorado una identificación supranacional que lo va a llevar, mayoritariamente, a votar aquí por un candidato de derecha.
LEA TAMBIÉN: Un cuento de Navidad preelectoral
Y esto tiene a nivel continental, en verdad, lógica. El rotundo fracaso de los gobiernos de izquierda y de las dictaduras de ese signo (Cuba, Venezuela, Nicaragua), y la dramática situación económica y social que se ha vivido y se vive bajo esos gobiernos, ha mostrado a los ciudadanos de esta parte del mundo lo funestas que pueden ser las tendencias de izquierda, y ha revalorizado los postulados de la libertad, la economía de mercado, la propiedad privada, el orden social, la eficiencia del Estado, entre otros.

Los presidentes electos de derecha han tenido y/o tienen que tratar de implementar transformaciones profundas, y muchas veces impopulares o cuestionadas, para enfrentar con relativo éxito las crisis que han vivido cada uno de sus países. En algunos casos en temas de seguridad interna y lucha contra las organizaciones criminales, en otros en estabilidad política, y también en temas económicos y crisis sociales.
LEA TAMBIÉN: Perú 2026: estabilidad macroeconómica y crisis institucional
En la mayoría de los casos se ha tratado de resultados electorales que ponen nuevamente sobre la mesa la teoría del péndulo, que señala que las sociedades oscilan entre diferentes polos ideológicos (izquierda/derecha) con un gobierno de una tendencia que se desgasta, fracasa, y provoca la posterior victoria del opuesto o antagónico.
Chile es quizás el ejemplo perfecto del péndulo. Desde el 2006 sus gobiernos han pasado de la izquierda a la derecha sucesivamente (Bachelet, Piñera, Bachelet, Piñera, Boric y ahora Kast). Y en los otros países la elección de un gobierno de derecha ha sido generada por el fracaso de la izquierda.
LEA TAMBIÉN: 2025: ¿Otro año perdido en materia laboral?
La crisis en Ecuador generada por el correísmo de izquierda produjo el triunfo de Noboa; en Argentina el éxito electoral de Milei fue producto de la crisis económica y social dirigida por el populismo argentino; en Bolivia el fracaso de las políticas izquierdistas de Morales y Arce llevaron al triunfo a Paz, que no es precisamente de derecha; y el ineficaz, aunque correctamente democrático, gobierno de Boric le ha permitido el triunfo a Kast, verdaderamente de derecha.
En estos países, los candidatos ganadores eran frontales adversarios de las gestiones, las políticas, y las acciones de los gobiernos en funciones, así como del modelo imperante; críticos tenaces del “establishment”; plantearon reformas estructurales profundas, así como una reducción o reestructuración del Estado; pusieron como primera prioridad la lucha contra la inseguridad con mano dura y con un marcado énfasis en el tema de la inmigración; o la transformación económica, según el caso.
LEA TAMBIÉN: El espejismo del dólar débil: cuando la calma no es nuestra
Hoy en el Perú la situación no es similar. Si a la caída de Pedro Castillo le hubieran sucedido elecciones generales inmediatas, muy probablemente habría estado asegurada la elección de un candidato de la derecha, precisamente por el estrepitoso fracaso de un gobierno que, con las banderas de una izquierda radical y sus socios que hoy postulan en las opciones de izquierda, se dedicó a destruir el país. El péndulo hubiera funcionado.
El Perú tiene una realidad social y política distinta a la de los países mencionados, y una geografía política también diferente. El norte costa y Lima son diferentes al centro sierra y al sur (costa y sierra). Lo cual no significa que no pueda repetirse la tendencia y que un candidato/a de derecha salga elegido el 2026. Ya sucedió en el 2016, y se desperdició ese triunfo.
LEA TAMBIÉN: Tecnología que deslumbra o tecnología que entiende: una decisión clave para el 2026
Los principales candidatos que encabezan las encuestas en nuestro país no enfrentan hoy a un gobierno de izquierda y no enfrentan una crisis económica.
Muchos de los candidatos se cuidan de no enfrentar al gobierno de turno ni a sus decisiones más cuestionadas y cuestionables, como apoyar la prórroga del REINFO por un año más. Tampoco critican al “establishment” representado en el Congreso de la República. Es más, no sólo no lo enfrentan, sino que llevan en sus listas de candidatos a muchos de los personajes más cuestionados del Parlamento o de los últimos gobiernos.
LEA TAMBIÉN: Control de fusiones del Indecopi: avances y retos para su consolidación
Quizás por ello en las encuestas el electorado no les da más de un pobre 10% de intención de voto hoy, y, por el contrario, un 50% de los electores dice que ninguno de los candidatos ya inscritos le da confianza y preferiría votar por un rostro nuevo que ponga mano dura.
Un tema adicional es: ¿qué partido o candidato/a es realmente de derecha?, ¿a quiénes identifica el electorado como de derecha?, ¿si tomamos como base el comportamiento y las votaciones de los partidos en el Congreso, quiénes serían de derecha, quiénes populistas, y quiénes de izquierda?, ¿quién sería el o la Milei, Kast o Bukele de Perú?








