El miércoles pasado el Congreso aprobó el permiso solicitado por la presidenta Dina Boluarte para que pueda hacer un viaje protocolar a China, junto con una delegación de funcionarios. Según el Canciller, el viaje tendría el propósito de promocionar al Perú y atraer más inversiones. Si bien trascendió que algunos congresistas habrían estado también interesados en asistir, por lo pronto solo se ha confirmado que al viaje irían la presidenta y una delegación de siete funcionarios de Palacio de Gobierno.
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Como es evidente, cuidar y fortalecer nuestra relación diplomática y comercial con un país como China siempre será importante, en tanto que se trata de nuestro principal socio comercial. Más aún en la coyuntura de la construcción del Megapuerto de Chancay –que entrará en operación en noviembre–y de la ceremonia del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC), el cual se viene llevando a cabo este año en nuestro país y motivará la visita del propio presidente chino Xi Jinping en noviembre próximo.
Por todo ello, es claro que la presidenta no podría haberse negado a aceptar una invitación del propio Estado chino a realizar esta visita. Dicho eso, es al mismo tiempo cierto que, considerando la situación política en la que se encuentra el Gobierno, existen algunos puntos que generan más preocupación.
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Quizá el principal y más evidente es el de qué imagen será la que realmente logre dar este Gobierno en ese encuentro, que incluirá una reunión entre Boluarte y Xi Jinping. El hecho de que la presidenta tenga una aprobación tan baja (de un solo dígito), que se hayan venido cometiendo recientemente errores tan groseros desde el Ejecutivo (como el manejo de la situación del Aeropuerto Jorge Chávez) y el que aún existan dudas sobre si este Gobierno logrará llegar hasta el 2026, también son hechos que tendrán más exposición y que no nos dejan bien parados como país.
Otro asunto no menor es cómo podría impactar este viaje en nuestra relación con Estados Unidos, que también es un aliado estratégico importante del Perú. Es sustancial que el Gobierno tenga en cuenta que esta es una relación que también debe cuidarse.
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Ciertamente, al final este viaje solo podrá ser seriamente juzgado tras analizar sus resultados. Dicho eso, es inevitable no sentir preocupación por asuntos como los mencionados.