El déficit fiscal del año pasado ascendió a S/ 27,606 millones, monto equivalente a 2.8% del PBI, lo que significa que superó la meta del Gobierno (2.4% del PBI), pese a los “trucos” contables que se aplicaron, como el adelanto de la transferencia de utilidades del Banco de la Nación por S/ 1,000 millones. La causa del incumplimiento de la meta fue la recesión. Si bien el MEF implementó una política fiscal expansiva –como recomienda la teoría–, no fue suficiente para reanimar la economía, que siguió deprimida debido a múltiples factores como las anomalías climáticas y el desaliento del sector privado, un pesimismo que no ha tenido nada de absurdo pues está basado en la inestabilidad política y social.
En vista de que la recesión no logró ser revertida, la consecuencia lógica fue la caída de los ingresos corrientes del Gobierno, en particular de los provenientes de la recaudación tributaria –los pagos de impuestos–, que representan cerca del 80% de dichos ingresos y que el año pasado disminuyeron 6.4%, tasa que fue casi 13 veces mayor que la caída del PBI. Con un consumo enfriado y el retroceso de la inversión privada –que afectó la construcción y la manufactura no primaria asociada, además de la adquisición de bienes de capital–, la recaudación del IGV se contrajo 5.5%. Y si las empresas formales tuvieron menos ventas, es lógico que sus utilidades se hayan visto perjudicadas, lo cual explica la disminución de 10.2% de la recaudación del Impuesto a la Renta.
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Con menos ingresos de lo previsto y más gasto, el resultado tenía que ser un déficit fiscal superior a la meta. Sin embargo, cabría preguntarse por qué la recaudación tributaria se redujo en mucho mayor porcentaje que el PBI el año pasado. Quizá la respuesta la tenga la Sunat, que es la entidad encargada de cobrar los mencionados impuestos, pero su actual gestión no parece interesada en tener contacto con los medios y con la opinión pública. Lo que sí es claro, es que la recaudación tributaria, como porcentaje del PBI, ha estado en declive. El 2021 equivalió a 17.9% del PBI, y a 17.2% el 2022. El año pasado fue 15.3% del PBI, y el BCR proyecta que no se alcanzarán los niveles previos en 2024-2025.
Detrás de ese deterioro estaría el escaso avance en ampliar la base tributaria efectiva, es decir, del número de personas y empresas que declaran y pagan sus impuestos. Aunque la cantidad de inscritos en el RUC ha subido, eso no implica que haya más contribuyentes. Se ha planteado una nueva reforma tributaria, pero con una Sunat que parece adormecida, ¿funcionará?