La explosión de gas en un grifo de Villa María del Triunfo (VMT), que dejó un muerto y más de 40 heridos, es una tragedia que lamentablemente no es nueva. Lo ocurrido remite a lo acontecido en Villa El Salvador en el 2020, en plena pandemia del covid-19, cuando una deflagración les costó la vida a más de 30 personas. Aquella vez, como hoy, ante las preguntas que surgen sobre las causas y responsables, todas las miradas giran hacia los encargados de la supervisión y fiscalización de estos negocios.
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A partir de lo que se sabe hasta el momento, puede afirmarse que hubo pasividad por parte de las autoridades. En enero, tras una denuncia ciudadana, Osingermin, según lo dicho por su jefe de supervisión de comercialización de hidrocarburos, realizó actividades de fiscalización en el grifo GESA de VMT. Se hallaron “observaciones menores” y no se le permitió operar al establecimiento hasta que las subsanó. Tras ello, continuó con sus actividades comerciales.
Tuvo que ser una denuncia ciudadana la que llevó a que se tomen acciones. Y, pese a todo, meses después, ocurre la explosión con el costo humano que se conoce, así como un signifactivo número de viviendas afectadas. Hay algo que está fallando en la fiscalización del Osinergmin y urge que se realicen las indagaciones respectivas para determinarlo en el cortísimo plazo.
Ayer, el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, indicó que el suceso escapa a lo administrativo y que corresponde al Ministerio Público realizar las investigaciones para determinar quiénes son los responsables. La justicia debe ser lo más expedita posible, pues el resarcimiento a las víctimas es la prioridad.
Sumado a ello, es necesario que la gestión de las autoridades mejore sustancialmente. Desde el Ejecutivo se indicó que se van a redoblar los esfuerzos de fiscalización que se realizan y que Osinergmin tendrá instrucciones claras para preocuparse de hacer estas acciones de manera más continua y, a la vez, fiscalizar a las unidades de transporte de combustibles y al personal que labora en estas.
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¿Pero eso bastará? Como detallamos en nuestro informe (ver páginas 2 y 3), Osinergmin adolece de falta de recursos y personal especializado, pues hace varios años hubo un cambio en la entidad que debilitó a las gerencias técnicas. Tras la explosión del 2020, se planteó su reorganización, que hasta hoy no se ha realizado. Ante esta nueva tragedia, resulta evidente la necesidad de fortalecer, urgentemente, al ente supervisor.