Ayer, tras la suspensión imprevista de la presentación oficial de los resultados, se hicieron públicas las cifras de pobreza correspondientes al 2023, el año de la recesión. El INEI informó que la pobreza monetaria, es decir, la proporción de peruanos que no pueden cubrir el costo de la canasta básica, alcanzó al 29% de la población (9.8 millones de personas).
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La proporción es similar a la del primer año de la pandemia (30.1%), en la que hubo cuarentenas, paralización de la actividad económica y contagios sin control. De acuerdo con el Instituto Peruano de Economía (IPE), si se mantiene un crecimiento del PBI del 3%, recién el 2047 podríamos retomar niveles de pobreza monetaria similares al 2019 (prepandemia).
Este resultado revela un gran problema que tiene varias aristas. En comparación al 2022, más de medio millón de personas cayeron en situación de pobreza. Y si se compara con el 2019, año previo a la pandemia, nos topamos con la catastrófica realidad de que 3.3 millones de peruanos pasaron a esta precaria situación durante dicho lapso.
También ha aumentado la pobreza extrema. Las últimas cifras muestran que un 5.7% se encuentra en esta situación, es decir, 2.8 puntos porcentuales (pp) más que el año previo a la crisis del covid-19.
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Los resultados revelan también que la pobreza en los últimos años se ha reconfigurado. Así, en comparación con el 2019, la pobreza urbana creció 11.8 pp, en el área rural cayó 1 pp. Además, respecto al 2022, la de tipo urbano creció 2.3 pp y la rural cayó 1.3 pp.
Esto también se observa en la población en situación de vulnerabilidad, es decir, la que podría caer en situación de pobreza ante cualquier cambio de las condiciones de la economía. Según el INEI, del total de la población, el 31.4% afronta dicho riesgo. La mayor parte está en zonas urbanas.
El titular del MEF, José Arista, afirmó que, tomando en cuenta las protestas, bloqueos y disrupciones climatológicas ocurridas el 2023, “la hemos sacado barata”, aunque fue honesto al reconocer que este año la pobreza se reduciría en “pequeños dígitos (…) uno o dos puntos”. Dijo también que tendríamos un crecimiento de más de 3% y que se tienen que crear son las bases para que en próximos años se crezca a más de 5%.
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La fórmula para reducir la pobreza ha sido la misma siempre: más inversión privada, que es la que crea empleos productivos y de calidad. Pero si el Gobierno mantiene su inoperancia y sigue asumiendo sin miramientos iniciativas nocivas como las del Congreso, la inversión no llegará y no se podrán sentar las bases para un crecimiento mayor. Todo esto nos ha costado muy caro. Es momento que el Ejecutivo y el Legislativo sean serios y tomen medidas en ese sentido.