EXPECTATIVAS. La incertidumbre y el nerviosismo se han apoderado de los inversionistas tenedores de activos peruanos, pero también de quienes realizan inversión fija, es decir, las empresas. El repunte en las encuestas del candidato que promete una economía controlada por el Estado y que no muestra interés en explicar en qué consisten los cambios en materia económica, respecto del ideario que su partido presentó como “plan de Gobierno”, ha tenido considerables efectos en diversos mercados financieros.
Entre ellos, el más notorio es el cambiario. El dólar volvió a dispararse ayer, obligando al BCR a vender US$ 164 millones y subastar S/ 100 millones en Certificados de Depósitos Reajustables para contener el alza. La devaluación del sol perjudica a personas y empresas que tienen deudas en dólares pero perciben la mayor parte de sus ingresos en moneda nacional, aunque también pierden las empresas que importan insumos, en especial las medianas y pequeñas que no tienen acceso a instrumentos financieros de cobertura ante estos riesgos. En suma, un alza abrupta del tipo de cambio se siente con fuerza en hogares y en actividades cuyas cadenas de suministro incluyen al mercado externo. Y podría tener efecto inflacionario.
Otros mercados golpeados han sido el de fondos mutuos y el de bonos. El primero, que en el país se encuentra en etapa de despegue –llevaba 11 meses de expansión–, sufrió el abandono de 7,900 partícipes en abril, quienes retiraron S/ 3,100 millones y los redireccionaron a alternativas que consideran que son más seguras, como depósitos en el extranjero. Es decir, el Perú está experimentando una fuga de capitales de cartera. Y nada asegura que esa tendencia no ha continuado en lo que va de este mes.
Los tenedores extranjeros de bonos del Tesoro público también se han asustado con el ruido electoral. En abril, sus tenencias de esos títulos disminuyeron en S/ 6,900 millones con respecto al cierre de febrero. Además, el resultado de la primera vuelta provocó una subida en las tasas de interés de dichos bonos, lo cual es un reflejo del deterioro del riesgo país.
La inversión fija, que es la que incrementa el empleo, tampoco se ha librado del pánico. Según la encuesta del BCR a las principales empresas del país, realizada en la segunda quincena de abril, el índice de expectativas de inversión a 12 meses se redujo drásticamente de 61.8 a 50 (respecto de marzo). Mientras que en el último sondeo empresarial SAE (realizado entre el 20 y 24 de mayo) los empresarios señalan que en un posible gobierno de Castillo la confianza para invertir llegaría a un mínimo histórico de -85 puntos. ¿Afectará esto la recuperación de la economía? Mientras el mensaje esté centrado en realzar las supuestas virtudes del “Estado empresario” y se continúe demonizando al sector privado, el pesimismo se intensificará.