PESCA. El Ministerio de la Producción (Produce) todavía no emite la resolución ministerial que autoriza el inicio de la segunda temporada de pesca de anchoveta en la zona norte-centro del litoral. Lo que más preocupa a las empresas del sector es que ese despacho solo se ha limitado a señalar que el retraso se debe a que el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) se ha demorado en elaborar un documento que especifica los posibles escenarios de explotación y la reacción de la biomasa de anchoveta (“tabla de decisión”). Nadie se ha tomado la molestia de explicar por qué Imarpe no ha podido culminar esa tarea.
Lo que sí parece claro es que Produce se ha sumado a la lista de ministerios que no están haciendo bien su trabajo –característica resaltante del actual Gobierno–, ya sea porque los altos funcionarios nombrados carecen de experiencia o porque están ocupados en otros menesteres. El titular de ese portafolio es Jorge Prado Palomino, contador de profesión, que el jueves pasado cumplió un año en el cargo, todo un récord para el régimen de Pedro Castillo, y que ha mantenido un notorio perfil bajo que contrasta con otros colegas suyos, en especial aquellos que se han erigido como escuderos del mandatario.
Y la economía nacional está siendo severamente afectada. El costo diario de esa demora, según la Sociedad Nacional de Pesquería (SNP), es de US$ 30 millones, y si tomamos en cuenta que la segunda temporada debió iniciarse el 12 de noviembre, las pérdidas ya superan los US$ 300 millones e impactan a toda la fuerza laboral del sector: trabajadores, tripulantes, proveedores, además del fisco y las empresas exportadoras. La presidenta de la SNP, Cayetana Aljovín, ha señalado que la biomasa de anchoveta se encuentra “estable y saludable”, y que el porcentaje de juveniles es bastante pequeño –solo se puede pescar ejemplares adultos–. En otras palabras, si Produce sigue dándole largas al asunto, esa desidia seguirá costándole millones al país. Y la anchoveta no va a esperar hasta que Prado dé la orden.
Otro asunto de relevancia con respecto a la pesca está llamando la atención de los medios internacionales. Al haber depredado sus recursos para consumo humano en su litoral, China se ha embarcado en la pesca a gran escala en otros mares, con incidencia en las cercanías a las zonas económicas exclusivas de Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Brasil. El riesgo de que la flota china termine depredando especies como la pota es muy grande. Todos esos países han protestado, excepto uno. El lector podría adivinar fácilmente cuál.