Escribe: Ignacio Mariátegui, CEO de FIBRA Prime.
Recientemente, una controversia legal ha puesto tras los reflectores al Terminal Portuario Multipropósito de Chancay, una de las inversiones en infraestructura más grandes de los últimos años en el Perú, sino es la más importante. Dicha controversia, que esperemos se resuelva pronto, sucede a meses de que se inaugure el megapuerto, una obra que, hasta el momento, mantiene un avance del 76% y que ya representa US$ 1,300 millones de inversión a favor del país, en su primera etapa.
A propósito de ello, nos referiremos aquí al “nearshoring”, un fenómeno mundial que viene creciendo a favor de México y Centroamérica, y que -creemos- podría ocurrir en el Perú, en torno a Chancay.
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Como referencia, el “nearshoring” es una estrategia de “externalización de servicios” que implica transferir algunas o todas las operaciones comerciales o de transformación, desde un mercado determinado, a un país bien conectado geográficamente, a un “hub”, según la definición del Instituto Tecnológico de Monterrey (México). Nuestro más cercano ejemplo es lo que ocurre con muchas industrias americanas que antes operaban en China, y que ahora están mudándose masivamente a la frontera de México con Estados Unidos.
Si bien el origen de esta “mudanza” hacia las costas americanas son las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, lo mismo podría ocurrir en Chancay con industrias chinas acercándose a nuestras costas para estar más cerca a Estados Unidos.
En ese contexto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), realizó una proyección en el 2022, donde estimó que la ganancia para América Latina y el Caribe debido al “nearshoring” en el corto y mediano plazo, podría representar un incremento de US$ 78,000 millones en nuevas exportaciones de bienes y servicios, en un horizonte temporal de uno a cinco años, con oportunidades para el Perú y la región en sectores como la industria automotriz, textil, manufactura, agricultura y alimentos, farmacéutica, tecnología y servicios digitales, entre otras.
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No cabe duda que, con Chancay convertido en el nuevo “hub” portuario de América Latina, diversos sectores serán beneficiados, entre ellos, logística, comercio exterior, el sector agrícola y un largo etcétera, todo esto sin contar con el “nearshoring” chino al Perú en general, lo que podría impulsar un crecimiento exponencial en el corredor del Callao, el Parque Industrial de Ancón como Zona Económica Especial, y Chancay mismo.
Otro de los impactos positivos será el despliegue de inversión en infraestructura que mejore la conectividad, a través de carreteras y ferrocarriles que puedan unir al Perú (entre ciudades) y con otros países. Se generará, además, un efecto positivo en los precios de los terrenos, los cuales ya vienen experimentando un aumento en su valor. En conclusión, todo un círculo virtuoso que marcará un antes y un después del megapuerto de Chancay.
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