Vicepresidente Ejecutivo de Inversiones -Rimac Seguros
En la actualidad, alrededor de la mitad de la clase media a nivel global vive en Asia emergente y se espera que, tan pronto como 2030, ese continente concentre más de dos terceras partes de la clase media. Hacia mediados del presente siglo, la población en los países desarrollados debería dejar de crecer como resultado de las bajas tasas de fertilidad.
A partir de 2050, se espera que casi todo el crecimiento poblacional se concentre en el mundo emergente. En particular, en África donde las tasas de fertilidad son dos o tres veces las que se registran en el mundo desarrollado.
Como resultado de esta concentración de crecimiento poblacional y capacidad de compra, se espera que durante las próximas décadas más de dos terceras partes del crecimiento económico global se concentre en los mercados emergentes.
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En este entorno, América Latina corre el riesgo de quedar relegada. A pesar de haber tenido un buen comienzo durante este siglo, los países de esta región redujeron su crecimiento a partir de la Crisis Financiera Global de 2008 y no lo han recuperado.
De hecho, después de crecer entre 2% y 5% durante la primera década del siglo, las tasas de crecimiento en la región han caído sustancialmente. América Latina creció apenas por encima del 1% durante la última década y, como resultado, ha interrumpido su proceso de convergencia hacia los estándares de vida de los países desarrollados.
En este sentido, existe consenso de que la región se encuentra en una etapa de estancamiento que no puede resolver. Durante las últimas cuatro décadas, América Latina solamente ha conseguido crecer más rápido que Europa. Incluso la mayoritariamente desarrollada América del Norte consiguió crecer más rápido. Asia más que duplicó las tasas de crecimiento de la región.
África la superó holgadamente. Este potencial perdido es clave para la región porque se encuentra rezagada en la mayor parte de indicadores de bienestar económico.
El bajo crecimiento de la región contrasta con su aparente riqueza en recursos. América Latina aún cuenta con una población joven.
La región es rica en cobre y en litio que son fundamentales para sustentar el cambio global en la matriz energética desde los hidrocarburos hacia las fuentes de energía renovable.
Dado su enorme potencial hidroeléctrico y sus grandes reservas de gas natural, es autónoma en el abastecimiento de energía y, en un mundo afectado por el cambio climático y las variaciones en el ciclo hídrico, es autónoma en el abastecimiento de alimentos.
Para explotar las oportunidades que derivan de esta relativa riqueza, la región tiene que encontrar la fórmula para gobernarse en paz, y de manera eficiente, en torno a objetivos de largo plazo.
A pesar de figurar en los primeros lugares en riqueza natural, la fortaleza de nuestras instituciones, el ambiente para hacer negocios, la educación y la innovación en la región no solamente se encuentran rezagados con respecto al resto del mundo, están retrocediendo en términos absolutos.
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