El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que ha nombrado al exsecretario de Justicia interino Matt Whitaker como embajador de Estados Unidos ante la OTAN, alianza militar sobre la cual el presidente electo ha expresado su escepticismo durante muchos años.
A través de un comunicado, Trump destacó que Whitaker era “un guerrero fuerte y un patriota leal” que “garantizará la promoción y defensa de los intereses de Estados Unidos” y “fortalecerá las relaciones con nuestros aliados de la OTAN, y se mantendrá firme frente a las amenazas a la Paz y la Estabilidad”.
La elección del exsecretario de Justicia interino como representante ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte no ha sido tomada de la mejor manera en los Estados Unidos, dado que tiene experiencia como abogado, mas no en política exterior.
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Por otro lado, Whitaker había sido considerado en la elección como secretario de Justicia, posición que Trump finalmente otorgó a Matt Gaetz, adepto que ha sido considerado como un divisivo, incluso dentro de su propio partido.
Dado el punto de vista de Trump, el puesto de la OTAN es particularmente sensible sobre el valor de la alianza y sus quejas de que muchos miembros no cumplen con sus compromisos de emplear al menos 2% de su PIB en defensa.
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El nuevo embajador de la OTAN ha sido un crítico implacable de los casos penales federales contra Trump, que parecen estar a punto de eliminarse tras su victoria electoral. Whitaker también ha aparecido en diversas ocasiones en medios estadounidenses para denunciar, al igual que los republicanos, lo que ellos consideran como politización del Departamento de Justicia en los últimos cuatro años.
Experiencia de Matt Whitaker
El exsecretario tiene poca experiencia en política exterior o en seguridad nacional, lo que lo convierte en un desconocido para muchas personas en los círculos de seguridad de Estados Unidos.
Por su parte, el general retirado Philip Breedlove, excomandante supremo aliado de la OTAN, comentó que la posición del embajador era “increíblemente importante” en el marco de seguridad estadounidense y la OTAN, como representante directo de los presidentes estadounidenses en la toma de decisiones dentro de la alianza.
“En conclusión, se espera que tengan la credibilidad del presidente cuando hablan (...). Necesitan ser vistos como representantes reales de lo que el presidente pretende. Tener la confianza del presidente es lo más importante en ese puesto”, dijo Breedlove.
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En el 2016, Trump alarmó, durante su campaña, a los aliados occidentales al advertir que Estados Unidos, bajo su liderazgo, podría abandonar sus compromisos con la OTAN y solo defender a los países que cumplan con los objetivos de gasto en defensa de la alianza transatlántica.
Ya en el puesto de presidente, Trump respaldó el Artículo 5 de defensa mutua de la OTAN, la cual establece que un ataque armado contra uno o más de sus miembros se considerará un ataque contra todos ellos, pero a menudo describió a los aliados de este organismo internacional como sanguijuelas del ejército estadounidense y cuestionó abiertamente el valor de la alianza militar que ha definido la política exterior estadounidense durante décadas.
En los próximos años, el presidente de los Estados Unidos siguió amenazando con no defender a los miembros de la OTAN que no cumplan con los objetivos de gasto, y a principios de este año, expresó que, cuando era presidente, advirtió a los aliados de la OTAN que “alentaría” a Rusia “a hacer lo que quisiera” con los países “morosos”.