La izquierda llega al poder en Colombia por primera vez y el presidente electo, Gustavo Petro, ha dicho que restablecerá las relaciones con la Venezuela del régimen chavista de Nicolás Maduro luego de tres años de ruptura y graves acusaciones cruzadas entre Caracas y Bogotá.
¿Qué traerá la inminente reactivación de las relaciones bilaterales tras el triunfo electoral de Petro, el domingo, sobre Rodolfo Hernández?
¿Ideología o pragmatismo?
Petro, quien asume la presidencia el 7 de agosto, despierta fantasmas entre muchos venezolanos que le asocian con el chavismo, aunque el exguerrillero marcó distancia con el ilegítimo régimen de Maduro durante la campaña electoral, llegando a calificarlo de “dictadura”.
Venezuela, que acusó frecuentemente al presidente saliente de Colombia, Iván Duque, de planes de golpe de Estado e incluso de asesinato contra Maduro, felicitó en un comunicado el triunfo del líder izquierdista y expresó “la más firme voluntad de trabajar en la construcción de una renovada etapa de relaciones integrales”.
Caracas rompió relaciones con Bogotá en el 2019 después de que Duque reconociera como presidente encargado de Venezuela al dirigente opositor Juan Guaidó, que ahora queda en un limbo. Ha sido el peor momento entre estos vecinos, que comparten una porosa frontera de más de 2,200 km y han tenido altibajos, sobre todo en los últimos 20 años con la entrada en escena de Hugo Chávez y Álvaro Uribe.
No hay consulados o vuelos directos y la frontera permaneció cerrada entre el 2019 y octubre del 2021, lo que colapsó el comercio bilateral.
“Las relaciones diplomáticas no pueden depender o centrarse en simples amiguismos ideológicos”, dijo el historiador Ángel Lombardi, profesor de La Universidad del Zulia (LUZ), región fronteriza con Colombia. “Si se impone la sensatez, van a tener una relación basada en el pragmatismo y el interés común”.
“Nuevos tiempos se avizoran”, celebró Maduro en Twitter.
“Cambia radicalmente la relación con Venezuela con el solo hecho de que deje de gobernar la oligarquía” en Colombia, expresó este lunes Diosdado Cabello, número dos del chavismo.
Migración, asunto clave
Migración, seguridad fronteriza y comercio son puntos destacados en la agenda.
El tema migratorio es crucial, cuando miles de personas cruzan a diario la línea limítrofe.
Colombia acoge a dos de los seis millones de venezolanos que han migrado por la crisis de su país, a los que Duque ha regularizado para que puedan trabajar y acceder a servicios públicos.
“La población migrante, hoy principalmente venezolana, recibirá un trato digno y respetuoso en los derechos humanos”, prometió Petro en su plan de gobierno.
La normalización de relaciones impulsaría por otra parte el intercambio comercial, que rozó los US$ 7,200 millones en el 2008, pero se vino a pique con el cierre parcial de la frontera en el 2015 y total en el 2019.
La Cámara Colombo-Venezolana maneja proyecciones de US$ 800 millones a US$ 1,200 millones en el 2022, luego que el año pasado la cifra bordeara los US$ 400 millones.
“Se levanta una nueva cortina”, dijo Wladimir Tovar, dirigente de la patronal venezolana Fedecamaras en el fronterizo estado Táchira. “Con Colombia siempre hubo una estrecha relación”.
Sin embargo, la zona es escenario de enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas públicas, en medio de denuncias de Bogotá de que Maduro cobija a disidentes de las FARC, guerrilleros del ELN y narcotraficantes. El mandatario socialista lo niega, y acusa a su vez a Duque de enviar paramilitares para desestabilizar Venezuela.
Giro político
Duque encabezaba en la región la presión diplomática para sacar del poder a Maduro, causa que viene perdiendo adeptos. El resultado electoral del domingo se une al regreso de la izquierda a Argentina y muy probablemente a Brasil en los próximos meses.
La situación deja mal parado a Guaidó, cada vez más debilitado, aunque conserva el respaldo de Washington.
Colombia había sido uno de los destinos principales de aliados de Guaidó que se exiliaron por procesos o investigaciones penales en su contra en Venezuela, como su viejo “canciller”, Julio Borges.
No obstante, Jesús Esparza Bracho, profesor de Derecho en la Universidad Rafael Urdaneta de Maracaibo (Zulia, oeste), dice que el hecho de que Maduro y Petro sean de izquierda no implica una alianza automática.
“Maduro está más alineado a regímenes menos democráticos y esa no necesariamente es la línea de Petro”, comentó el experto, quien piensa que el próximo gobernante colombiano puede ser “catalizador” en el proceso de negociaciones políticas entre Maduro y la oposición, paralizado desde octubre pasado.
“La inestabilidad en Venezuela es una amenaza para Petro, como lo fue por muchos años la inestabilidad colombiana para Venezuela”.