Los precios de la soja alcanzaron el jueves su nivel más alto desde hace cerca de diez años en medio del nerviosismo del mercado, inquieto por una producción menor que la prevista mientras la demanda sigue alta, en especial por las alzas en los precios de la energía.
En el mercado de futuros de Chicago, el bushel de soja (de unos 27 kg) para entrega en julio alcanzó los US$ 17.8400, por primera vez desde setiembre del 2012, muy cerca del récord absoluto, es decir US$ 17.9475.
Los márgenes que deja la trituración de soja, es decir la molienda para la extracción de su aceite, son muy altos en la actualidad, explica Jake Hanley, de Teucrium Trading, debido al aumento de precios de la energía, pues la soja se utiliza masivamente para producir biocombustibles.
En consecuencia esto aumenta la demanda de soja y presiona los precios al alza.
“Los transformadores buscan soja y a veces deben subir la oferta” para obtenerla, indicó Jason Britt, de Central State Commodities, lo cual estimula el mercado de efectivo (para entrega inmediata) y el de futuros.
Para el experto, esta subida también se relaciona con el ritmo sostenido de las exportaciones estadounidenses, en especial hacia China. “Ellos importan la soja estadounidense y también compran todo lo que pueden a Brasil”, destacó.
Según la corredora CHS Hedging, pese a los confinamientos que paralizaron la economía de varias ciudades chinas, en particular Shanghái, las importaciones de soja en mayo fueron superiores a su nivel del mismo mes en el 2021.
El nerviosismo también se apodera de los operadores en la víspera de la publicación del reporte mensual del departamento de Agricultura estadounidense (USDA), que actualizará las estimaciones de rendimiento, de producción y de inventarios.
De acuerdo con CHS Hedging, el departamento de Agricultura debería revisar a la baja su estimación de inventarios mundiales para la campaña 2021-2022, lo que se explica en parte por una producción ligeramente menor de Brasil, primer productor mundial.
Globalmente, “algunos temen que las cifras de producción de la temporada que se termina sean erróneas”, dando cuenta de volúmenes mayores de los que son en realidad, agregó Jason Britt.
Para Jake Hanley, el mercado de la soja sufre de un efecto dominó, que acelera aún más la remontada de precios, a medida que los precios superan los pisos técnicos que desencadenan nuevas compras.
Si los precios continúan subiendo en el corto plazo, el directivo recuerda que las previsiones del departamento de Agricultura dan cuenta de una remontada neta de la producción (+12%) para la campaña 2022-2023, y de las reservas para el fin del periodo (+16%), que volverían a los niveles del fin de campaña 2020-2021. “Eso va a terminar por pesar en los precios” anticipó Hanley.
Paradójicamente, la soja no beneficia a otras oleaginosas como el aceite de palma y la colza transgénica canadiense (llamada canola), lastradas por el reinicio de las exportaciones indonesias para la primera y por la perspectiva de una producción en alza para la segunda.