Las autoridades chinas intensifican los controles a la movilidad, realizan test masivos a la población y ya recomiendan el teletrabajo en ciudades como Pekín, donde continúan las restricciones para frenar la última oleada de ómicron.
La ciudad contabilizó 42 nuevos casos confirmados de COVID en la mañana del sábado y otros 39 por la tarde, con lo que la cifra total de infecciones desde que comenzó el rebrote que afecta ahora a la ciudad alcanza las 544.
Estos números son suficientes para que las autoridades capitalinas no hayan dudado en tomar todo tipo de medidas encaminadas a evitar los contagios y así reforzar la política estatal de “COVID cero” una vez terminadas las vacaciones de mayo con motivo del Día del Trabajador.
Este jueves terminaba un periodo de tres días consecutivos en el que los residentes del distrito de Chaoyang, el más afectado y donde se ubican de embajadas a rascacielos de negocios, debían hacerse pruebas de ácido nucleico diarias.
Sin los resultados de la misma, muchos de ellos no podrían entrar en los pocos espacios aún abiertos en la ciudad -están cerrados restaurantes, gimnasios y otros establecimientos interiores, ya que para ello se requiere de un test negativo dentro de un margen de 48 horas.
La dificultad a la hora de poder utilizar el transporte público para trasladarse -se han cerrado hasta 60 paradas de metro y diversas rutas de autobús en el mencionado distrito- ha provocado que el Gobierno municipal alentara a los residentes a que teletrabajen o que utilicen sus propios medios -muchos de ellos, la bicicleta- para llegar a las oficinas.
Cifras turísticas a la baja
El efecto de las restricciones ya se deja entrever en el consumo, que cayó durante el feriado de mayo: los viajes por tren bajaron un 30.2% interanual, y los ingresos por el turismo doméstico lo hicieron en un 42.9% respecto al 2021.
Además, la taquilla en los cines bajó un 81% y los precios de los hoteles un 50% respecto al mismo periodo del año pasado, según estadísticas oficiales dadas a conocer este jueves.
Pero donde la situación continúa siendo particularmente grave es en la metrópolis de Shanghái, que sigue completamente confinada: este jueves se informó de 261 nuevos casos, un ligero repunte tras casi dos semanas seguidas de caídas en sus recuentos.
En total, la urbe acumula más de 580,000 casos y para evitarlos se han establecido casi 9,000 puestos para realizar pruebas PCR, de los cuales 4,500 ya están operativos, en su afán de controlar la situación epidémica y así poder volver a un incierto día a día a nivel económico, tanto a nivel local como global.
Las autoridades afirman que la política de COVID cero busca preservar la salud de aquella población mayor de 60 años aún pendiente de vacunación ante el temor un posible colapso hospitalario en caso de suavizar las medidas implementadas.
Aparte de las dos ciudades ya mencionadas, la oleada sigue acrecentando cifras en diversas áreas del país, con casos de transmisión comunitaria en provincias como Cantón (sur), Zhejiang y Henan (centro), cuya capital, Zhengzhou, también ha impuesto restricciones a la movilidad hasta el próximo día 10.
Con los últimos datos, el número total de contagiados activos en China asciende 14,893, a lo que hay que sumar los casos asintomáticos (hoy, 4,740 por transmisión local, la mayoría en Shanghái), puesto que Pekín no los computa como casos confirmados a menos que manifiesten síntomas.
Según las estadísticas ofrecidas oficiales, se han infectado 218,571 personas en China continental y han fallecido 5,141 desde que comenzó la pandemia hace ahora más de dos años.
Nuevas normas para entrar en Pekín
China cumplió en marzo dos años desde que cerró sus fronteras a la mayoría de extranjeros, fijó cuarentenas de al menos dos semanas -en hoteles designados para quien quisiera ingresar en el país y limitó el tráfico aéreo internacional a aproximadamente un 2% del que había antes de la pandemia.
No se adivinan cambios a largo plazo en esta política, pero sí algunos retoques, como sugiere el hecho de que Pekín actualizara anoche las normas de entrada en la ciudad desde otros países.
Según las nuevas medidas, un pasajero internacional que busque entrar en Pekín pasará de realizar una cuarentena obligatoria de 14 o 21 días en un hotel a otra de diez días seguidos de otros siete en el domicilio particular del viajero.
Los expertos indicaron que tomarán esta medida por el menor periodo de incubación que requiere la variante ómicron, que está causando la mayor oleada de casos en el país asiático desde que comenzó la pandemia.