Las elecciones presidenciales de Colombia este fin de semana son algo más que una elección entre modelos políticos: es una contienda que está dividiendo a las generaciones como ninguna otra.
Gustavo Petro, de 62 años, un exguerrillero que dice querer acabar con un modelo económico basado en el petróleo y el carbón, tiene una amplia ventaja entre los votantes más jóvenes que crecieron durante la relativa paz de la última década.
Pero a muchos de sus padres, que recuerdan el conflicto civil de los años 80 y 90, les horroriza la idea de elegir a alguien que estuvo en un grupo que cometió actos de terrorismo. El resultado probablemente dependerá de cuántos de ellos están lo suficientemente indignados como para apoyar a Rodolfo Hernández, el igualmente controvertido rival de Petro para la presidencia, y cuántos se abstienen.
A diferencia de todas las grandes naciones latinoamericanas, Colombia solo ha sido gobernada por conservadores y liberales, nunca por un izquierdista como Petro. Las encuestas apuntan a una carrera muy reñida, por lo que el resultado del domingo dependerá también de la cantidad de votantes jóvenes que acudan a las urnas.
“Hay un conflicto generacional. Hay una juventud que quiere el cambio decididamente”, dijo Petro en una entrevista el mes pasado. “Rechaza las violaciones de derechos humanos, rechaza una Colombia depredadora de la naturaleza”.
En toda Colombia, los padres y sus hijos están enfrentados por las elecciones.
Sara Poveda, una estudiante de sociología de 18 años que vota por primera vez, dice que apoya a Petro, entre otras razones porque le gustan sus planes de una transición para abandonar los combustibles fósiles, que representan alrededor de la mitad de las exportaciones del país.
Pero su padre, un miembro retirado de la Fuerza Aérea, cree que Petro es un peligro que podría convertir a Colombia en un Estado autoritario empobrecido como la vecina Venezuela. Apoya a Hernández, de 77 años.
“Siempre que se toca el tema de la política en la casa, hay una discusión bien grande”, dijo Sara Poveda. “Preferimos no seguir tocando esos temas en la mesa, porque nos dañaban el rato”.
Ricardo, su padre, dijo que su conocimiento de primera mano de la peor época de violencia y secuestros de la guerrilla marxista le da una perspectiva diferente.
“No me las contaron o las leí, sino que las viví en realidad en primer plano”, señaló. “Los jóvenes no han tenido esa oportunidad, aunque son muy inteligentes, y sí tienen razón en muchas cosas”.
Clase y género
En esta elección, la edad parece ser un indicador más importante de cómo votará un colombiano que la clase social o el género, dijo Carlos Lemoine, fundador del Centro Nacional de Consultoría, o CNC.
“Prácticamente el éxito de Petro sí reposa en la juventud”, dijo Lemoine. La brecha generacional siempre existe, agregó, pero es “muy notable el sesgo en esta ocasión”.
Los distintos grupos demográficos tienden a votar de forma diferente en todas partes. En Estados Unidos, el apoyo a Joe Biden en las elecciones del 2020 entre las personas de 18 a 29 años fue del 59%, en contraste con el 35% de Donald Trump.
En Colombia, las encuestas muestran una división aún más marcada, con Petro disfrutando de una ventaja de casi 40 puntos porcentuales sobre Hernández entre los jóvenes de 18 a 24 años. Esta ventaja pasa a ser de unos 26 puntos para Hernández entre los mayores de 55 años.
Hernández, un magnate de la construcción e ingeniero, ha centrado su campaña en criticar a la clase política que, según él, es derrochadora y corrupta, y utiliza vídeos de TikTok para llegar a los jóvenes. Quiere bajar los impuestos, pero gran parte de su visión económica sigue sin estar clara. Su principal ventaja para muchos votantes es simplemente que no es Petro.
Protestas antigubernamentales
Los inversionistas están a favor de Hernández, pero parecen inquietos ante la perspectiva de que cualquiera de los candidatos tome las riendas.
Colombia es el aliado más fuerte de Estados Unidos en la región, y es el único país importante de América Latina que no ha dejado de pagar su deuda desde la década de 1930. La economía crecerá un 4.8% este año, según analistas encuestados por Bloomberg, más que sus pares regionales Brasil, México, Chile y Perú.
El peso colombiano se recuperó después de que Hernández desafiara las proyecciones y pasara a la segunda vuelta, y obtuviera el respaldo del principal candidato conservador derrotado. Sin embargo, la preocupación de los inversionistas se ha filtrado desde entonces, y el peso ha borrado esas ganancias en medio de un panorama mundial turbulento.
Para los jóvenes colombianos, el deseo de cambio político y la atención a temas como el medioambiente y los derechos de las minorías se instalaron el año pasado durante semanas de protestas antigubernamentales que probablemente radicalizaron a algunos, según Andrés Mejía, consultor político que enseña en la escuela de negocios de la Universidad de los Andes de Bogotá.
Petro apoyó las manifestaciones, a menudo violentas, contra una serie de agravios, como la corrupción y la desigualdad, y criticó la respuesta policial de mano dura que dejó decenas de muertos.
Alejandro Guerrero, un actor de 48 años que estuvo en el Ejército, dijo que se peleó con su hijo, que apoya a Petro, quien dejó de hablarle durante un tiempo.
Memes provocativos
Muchas familias colombianas tienen chats de WhatsApp, en los que las disputas estallan cuando alguien publica un comentario político o un meme provocativo. Mario Hernández, un empresario que fundó una cadena de tiendas de marroquinería de lujo y que no es pariente de Rodolfo, obtuvo 13,000 me gusta por una publicación en Twitter en la que decía que, si tus hijos apoyan a Petro, has fracasado como padre.
Petro renunció a la violencia y adoptó la política democrática hace décadas. Y el acuerdo de paz del 2016 de Colombia con el grupo guerrillero marxista de las FARC eliminó parte del estigma de votar por un candidato como él. Las conversaciones formales comenzaron en el 2012, y los votantes más jóvenes crecieron durante las negociaciones.
“Ellos no saben lo que pasó de 50 años para acá. Lo que uno ha vivido”, dijo Álvaro Tito Jiménez, de 60 años, médico de una UCI en Bogotá, hablando sobre sus hijos que apoyan a Petro. “Secuestraban al que querían. Conocidos nuestros que terminaron muertos. No le da a uno mucha confianza porque la guerrilla nos secuestraba… ¿Uno como va a cederle a esa gente el poder?”