En todo el tiempo que ha existido basura plástica, esta ha logrado llegar hasta el océano, pero nunca como hace un par de años frente a la isla griega de Lesbos.
Allí, un equipo de personas recolectó una cantidad de botellas de plástico, bolsas y redes de pesca, las montó sobre una plataformas y las dejó flotar (temporalmente) por el mar.
Estas masas de plástico eran un experimento para ver si serían detectadas por satélites y drones de alto vuelo. Los resultados, utilizados en la investigación publicada hoy en el diario Nature Scientific Reports, revelaron que los satélites podían detectar las masas de plástico que flotan en el mar.
Con el uso de inteligencia artificial, los investigadores también lograron distinguir la basura de materiales naturales como algas, madera e incluso espuma de mar.
Ya antes se había intentado detectar los llamados “macroplásticos” (trozos, bolsas y botellas de más de 5 milímetros) antes de que se degradaran en partículas más pequeñas.
Hasta hace poco, sin embargo, los satélites no lograban producir imágenes con suficiente detalle y con la frecuencia suficiente para localizar y rastrear con precisión los desechos plásticos. Las estimaciones publicadas anteriormente muestran que hasta 12.7 millones de toneladas métricas son arrojadas al océano cada año.
Dirigido por Lauren Biermann del laboratorio marino de Plymouth en el Reino Unido, el estudio utilizó imágenes de los satélites Sentinel-2 de la Agencia Espacial Europea, que toman imágenes de alta resolución de gran parte del mundo cada cinco días.
Los investigadores desarrollaron un método para identificar firmas ópticas a partir de longitudes de onda de luz, tanto visibles como infrarrojas, de materiales comúnmente encontrados en parches de escombros.
Utilizaron esa información para entrenar un algoritmo de aprendizaje automático, que logró distinguir los desechos naturales del plástico aproximadamente 86% del tiempo en las pruebas. Estas pruebas fueron luego validadas contra las imágenes tomadas anteriormente de los plásticos flotantes alrededor de Lesbos.
Biermann dice que este trabajo es un paso para reunir a investigadores de plásticos marinos y expertos en sensores satelitales. El enfoque se puede usar, dice, con cualquier plataforma de teledetección que funcione de manera similar a la de Sentinel-2, incluidos drones y otros satélites de alta resolución.
“Aunque esto no soluciona el problema de la contaminación marina por plásticos”, dice, las vistas a gran escala tomadas por satélites y drones ofrecen formas mejoradas de “observar y rastrear plásticos flotantes, y esperamos que nuestro trabajo aquí eventualmente apoye operaciones de limpieza activa”.