La Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció nuevos fondos para tratar de combatir el hambre, en este caso en la región africana del Sahel, mientras la crisis alimentaria en muchos países se agrava como consecuencia del impacto global de la guerra en Ucrania y por conflictos internos.
La organización dio a conocer una partida de US$ 30 millones para responder a necesidades urgentes en Níger, Mali, Chad y Burkina Faso, lo que eleva a US$ 95 millones el total de dinero del Fondo Central para Emergencias de Naciones Unidas dedicado a alimentación en esa región en lo que va de año.
“Es una gota en el océano”, advirtió el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, al anunciar las nuevas ayudas durante una reunión en el Consejo de Seguridad dedicada al vínculo entre conflictos y hambre.
Según análisis de la ONU, unos 49 millones de personas en 43 países están ahora mismo a un paso de la hambruna y alrededor de medio millón repartidos entre Etiopía, Sudán del Sur, Yemen y Madagascar ya están en esa situación.
“La guerra en Ucrania está añadiendo ahora una estremecedora nueva dimensión a esta imagen del hambre global”, señaló Guterres, que recordó que la invasión rusa ha detenido prácticamente todas las exportaciones de un país que era uno de los grandes graneros del mundo.
Ello ha disparado hasta un 30% el precio de productos básicos en muchos lugares de África y Oriente Medio y está obligando a agencias humanitarias a recortar sus programas de apoyo alimentario.
La ONU recalcó el estrecho vínculo que existe entre las guerras y el hambre, recordando que la mayoría de los 140 millones de personas que el año pasado sufrieron hambre viven en sólo diez países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Nigeria, Pakistán, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen.
“Ocho de esos países están en la agenda de este Consejo. Que no quede duda: cuando este Consejo debate conflictos, debate el hambre”, insistió Guterres.
El jefe del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, ilustró con cifras el deterioro que se está viviendo, pues en los últimos años se ha pasado de 80 millones de personas en peligro de pasar hambre a 276 millones por la pandemia y, ahora, a unos 320 millones por la invasión rusa a Ucrania.
“Antes de la guerra en Ucrania, yo ya decía a los líderes mundiales que estábamos ante una tormenta sin precedentes, una tormenta perfecta por conflictos, clima y COVID. Y cuando pensábamos que no podía empeorar vino Etiopía. Y después Afganistán. Y cuando de verdad pensabas que no podía ir a peor, Ucrania”, relató.
Beasley advirtió además de que la crisis alimentaria actual amenaza con hacer estallar la situación de seguridad en varios países, provocando nuevos conflictos y desatando movimientos masivos de población.