La muerte repentina de Sebastián Piñera priva a la derecha política de Chile de una fuerza unificadora y deja a sus partidos frente a la dura elección entre seguir la visión liberal y pragmática del expresidente o cambiar a una nueva agenda más conservadora y populista.
Piñera murió el martes en un accidente de helicóptero en el sur del país a la edad de 74 años, con lo que puso un abrupto fin a las crecientes especulaciones de que podría postularse para un tercer mandato.
Los partidos de derecha se están preparando para regresar al poder en 2025, mientras el presidente de izquierda Gabriel Boric lucha contra la baja popularidad, una economía débil y preocupaciones relacionadas con el aumento de la delincuencia. Dos políticos conservadores, Evelyn Matthei y José Antonio Kast, ocupan consistentemente los primeros puestos en las encuestas para jefe de Estado, aunque representan diferentes puntos de vista sobre el camino a seguir.
El año pasado, los partidos tradicionales de derecha ―incluida la Unión Demócrata Independiente de Matthei― compitieron por separado del Partido Republicano de Kast, de tendencia más extrema. No ha habido ninguna decisión sobre unir fuerzas, ni siquiera para las elecciones locales de octubre, que serán una prueba crucial de su fuerza.
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En medio de esa incertidumbre, las encuestas mostraron que Piñera se alzaba como una alternativa entre los principales contendientes presidenciales y una encuesta de finales de enero lo situaba en tercer lugar. Su muerte les arrebata el derecho de contar con una figura que gozaba del apoyo de todos los partidos y que fue capaz de romper la polarización para forjar acuerdos, al menos dentro de los grupos conservadores.
“En el horizonte no se ven lideres de la envergadura de Sebastián Piñera en la derecha”, dijo Axel Callis, sociólogo y director de la encuestadora Tuinfluyes.com. “El Piñerismo se constituía de militantes e independientes de todo el sector de la derecha que eran más allá que los partidos. Incluso tenía más poder que los partidos en algunos momentos”.
Lo que está en juego es el liderazgo político de una de las naciones más ricas de América Latina, cuyo crecimiento flaqueó justo cuando se acercaba al nivel de algunas naciones desarrolladas. Ahora está luchando por superar un período de alta inflación y estancamiento exacerbado por dos intentos fallidos de reescribir la Constitución.
En los últimos años, los partidos de derecha han perdido la presidencia en países como México, Brasil y Colombia, donde ahora también están tratando de planear su retorno.
Elección lógica
Piñera pasó de ser senador a presidente en 2010 y luego, en 2018, asumió por segunda vez la presidencia. Después de votar en contra de la continuación de la dictadura de Augusto Pinochet en 1988, ayudó a moldear una nueva derecha que se centró más en el liberalismo económico que en el conservadurismo y el autoritarismo católicos.
Para muchos observadores de Chile, Matthei es la elección lógica para continuar el trabajo de Piñera. Si bien ella y Piñera han tenido diferencias, su agenda era más económica, con énfasis en encontrar puntos en común y trabajar con socios políticos.
Kast, por el contrario, basa muchas de sus opiniones en una interpretación estricta del catolicismo y se enorgullece de la pureza de su misión.
Piñera “le enseñó a la derecha algo básico, pero difícil de conseguir: ganar”, escribió Mauricio Morales, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Talca de Chile en X, la plataforma antes conocida como Twitter. “Le preocupaba la irrupción de una derecha autoritaria o populista. Evelyn Matthei es la llamada a dar continuidad a ese importante legado”.
Pero muchos siguen siendo escépticos. Matthei carece de la capacidad de Piñera para conciliar puntos de vista y no ha podido unir a su propio partido detrás de ella como candidata presidencial, según Callis, de Tuinfluyes.com.
Sin duda, Piñera enfrentó fuertes críticas durante su mandato, sobre todo por su dura respuesta al malestar social que estalló a finales de 2019, lo que dejó a decenas de manifestantes muertos o mutilados. Durante su segundo Gobierno, su índice de aprobación cayó a un solo dígito, el peor de América Latina.
Pero su impactante muerte ha provocado una avalancha de dolor en todo el espectro político.
“Se nota la influencia que tenía Sebastián Piñera, no solamente en su sector, sino en la política”, dijo Ramón Cavieres, director ejecutivo de la firma de investigación Activa Research y portavoz de su encuesta Pulso Ciudadano. “Va a haber una configuración, un análisis de la visión que tenía el expresidente Piñera”.
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