La agencia de calificación crediticia Moody’s previó que la “catástrofe económica” que sufrirá Rusia por las represalias de Occidente a su invasión de Ucrania ralentizará el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) global, principalmente por el efecto del encarecimiento de la energía y las materias primas.
Un equipo de analistas de la empresa analizó en una sesión virtual el impacto macroeconómico del conflicto bélico en el este de Europa, que según su escenario base esperan reduzca el crecimiento económico global a 3.4% interanual este año y en el peor de los casos a 2%, mientras que la expectativa previa en febrero era de 4%.
Ese escenario contempla la posibilidad de que Rusia ocupe buena parte de Ucrania y las tensiones militares decaigan dentro de un año, que su economía y sistema financiero queden aislados del resto del mundo por las sanciones y que las exportaciones de crudo ruso se reduzcan hasta 1.5 millones de barriles diarios (mbd).
De ser así, Moody’s cree que la economía rusa se contraerá un 13.5% este año, pero en un “conflicto largo” puede caer un 24%, lo que pasaría si se da una invasión completa de Ucrania y eso produce mayores sanciones que recorten sus exportaciones de crudo hasta 3.5 mbd, causando gran “tumulto” en las cadenas de suministro globales.
La eurozona se lleva, en cualquier caso, un “golpe importante”, ya que esperaba con optimismo la recuperación de la crisis del COVID-19 y ahora hay un “manto de negatividad” en los mercados, por lo que rebajaron la expectativa de crecimiento del PBI de 4% a 3.4% este año, y en el peor escenario a 1.5%.
En ese sentido, señalaron que la perspectiva de inflación de la eurozona se ha “deteriorado” porque es “increíblemente dependiente” de las importaciones de energía rusa, sobre todo el gas natural, lo que dificulta su diversificación, y además la economía ya afrontaba presión en los precios antes de la invasión.
En Estados Unidos, menos expuesto, estiman que el efecto del conflicto será “moderado” y la previsión del PBI se rebaja de 3.7% a un 3.5% este año, en buena parte porque hay un “exceso” de ahorro en los hogares derivado de la época de pandemia, que creen que “amortiguará” la fuerte subida de los precios de la energía.
Por cada incremento de US$ 10 en el precio del barril de petróleo de Texas, que tendría su punto de equilibrio en los US$ 75, según los expertos, el galón de gasolina se incrementa 30 centavos, lo que ha llevado a que el precio de este combustible en los surtidores ya se eleve hasta un récord histórico.
Mientras tanto, opinaron que los mercados de materias primas están muy “desestabilizados” en lo referente a productos agrícolas de gran consumo como el trigo o el maíz, de los que Rusia y Ucrania son grandes exportadores, lo que afectará especialmente al coste de vida de los países emergentes.
El encarecimiento de las materias primas tendrá impacto también en la cadena de suministro, que ya estaba sometida a “estrés” desde la aparición variante delta del coronavirus, y pueden surgir “vulnerabilidades” derivadas de componentes como el níquel, el aluminio o gas neón, utilizado para fabricar semiconductores.
Del lado positivo, matizaron los analistas, el conflicto bélico y la consecuente escalada en los precios de la energía fósil podría suponer una “oportunidad para que los europeos se unan e impulsen las energías renovables a un mayor ritmo”.