La pandemia de COVID-19 redujo los avances hacia el acceso universal a la energía, especialmente en la electrificación de África, y la crisis causada por la guerra en Ucrania podría agravar la situación, advirtieron varias agencias internacionales.
“Al ritmo actual, 670 millones de personas estarán aún sin electricidad de aquí al 2030, o sea diez millones más que el cálculo establecido el año pasado”, consideran la ONU, el Banco Mundial, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la Agencia Internacional para las Energías Renovables (Irena) en un comunicado.
Estos organismos publicaron un informe sobre los avances hacia un acceso universal a la energía abordable y sostenible de aquí al 2030, y concluye que el mundo no está en camino de lograrlo.
Actualmente, 733 millones de personas, 570 millones de ellas en África subsahariana, no tienen acceso a la electricidad.
El informe subraya los efectos negativos de la pandemia a causa de los confinamientos, perturbaciones de las cadenas de suministro y nuevas prioridades en los presupuestos.
La electrificación avanzó regularmente, pero el ritmo se redujo en los últimos años.
La parte de la población mundial que tiene acceso a la electricidad pasó de 83% en el 2010 a 91% en el 2020, pero al ritmo actual apenas aumentará al 92% en el 2030.
“Son los países más vulnerables y los que ya estaban atrasados en materia de acceso a la energía los más afectados”, subrayan los autores.
A las dificultades de la pandemia se añaden ahora la invasión de Ucrania por Rusia, que se tradujo en un alza de los precios de la energía.
“Cerca de 90 millones de personas en Asia y África para las que el acceso a la electricidad se había vuelto realidad, están en la imposibilidad de pagar su consumo energético básico”, según el informe.
“Se necesitarán soluciones financieras masivas e innovadoras de parte de la comunidad internacional para superar esas dificultades y alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible”, señaló el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.