Los cubanos votan este domingo en el referendo por el Código de las Familias respondiendo “sí” o “no” a muchas más cuestiones que su respaldo a este texto legal que incluye el matrimonio igualitario y la gestación subrogada.
El abanico de posiciones va desde quienes abogan por el “sí” porque están de acuerdo con el documento y respaldan al Gobierno, a los que votarán “no” o se abstendrán porque están en contra del código, del sistema político o de ambos.
Hay opciones intermedias, como la de activistas LGBTIQ críticos con el oficialismo que votarán a favor y la de opositores de este colectivo que votarán “no” o se abstendrán porque creen que un “sí” legitima al Gobierno.
Algunos votarán a favor para respaldar a la revolución, aunque no están de acuerdo con todos los puntos del código, y otros votarán “no” por el hartazgo con la grave crisis económica, según ha podido establecer Efe tras múltiples entrevista y pese a la ausencia de sondeos públicos.
Por el “sí”
La directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), Mariela Castro, defiende el “sí” porque el código es una “ampliación de derechos” y una contribución a “democratizar aún más las relaciones”.
En una entrevista con Efe, se dice “orgullosa” del texto -que incluye también la adopción por parte de parejas homosexuales, la protección de menores y ancianos y la prohibición del matrimonio infantil- y “convencida” de que se va a aprobar, aunque sea por la mínima.
Sobre quienes votarán en contra, Castro considera que se dejan llevar por “dogmas” y “prejuicios” o que son víctimas de la “manipulación” y el “desconocimiento” “inducidos desde fuera por todos los enemigos que le hacen la guerra mediática permanente a Cuba”.
“Quienes van por el ‘no’ se están haciendo daño a sí mismos y a sus familias y a las futuras generaciones familiares. Están haciendo daño a las personas que quieren, porque este es un código muy avanzado, muy revolucionario”, afirma.
Reconoce que “también hay personas que votan por el sí apoyando a la revolución”, pese a no compartir totalmente el texto.
El periodista independiente cubano Maykel González Vivero explica a Efe que votará a favor, a pesar de que tiene “muchísimas críticas que hacerle al Gobierno, muchísimos reparos que hacerle a este proceso” de elaboración del Código de las Familias.
“Pero ya que ese es el contexto y estamos obligados a decir sí o no, para mí no hay otra opción que decir sí. Hemos estado trabajando por estos derechos durante mucho tiempo”, manifiesta.
Considera que incluso para “el activismo LGBTIQ independiente, ese que es crítico con el Cenesex y con Mariela”, sería “incoherente” decir que ‘no’.
“Creo que cualquier espacio de derechos que consigamos, que le arranquemos al Gobierno, cualquier islote de libertad que podamos conquistar, vale la pena”, subraya.
Abstención o voto en contra
La periodista independiente María Matienzo considera que la mejor opción es la abstención, a pesar de pertenecer al colectivo LGBTIQ: “Los derechos civiles no son unos más importantes que otros. Yo no tengo derechos como ciudadana sólo por el hecho de que se me permita casarme”, asegura a Efe.
Matienzo piensa que el Gobierno no puede pasar página con este código sin ofrecer una “disculpa pública” por el pasado homófobo de la revolución, que “encarceló y persiguió a las personas de la comunidad LGBTI”.
En esta misma línea, el opositor Manuel Cuesta Morúa explica a Efe que está “a favor de algunas incorporaciones tardías en el orden legal cubano que reconocen derechos a la comunidad LGBTIQ+”, pero que se abstendrá.
“No votaría ‘sí’ a un código de raíz totalitaria que define a la familia desde un Estado ideológico” y que “intenta reconocer derechos identitarios al mismo tiempo que niega derechos ciudadanos”.
Por su parte, la opositora y ex prisionera política Marta Beatriz Roque asegura a Efe que su opción es “no votar”, aunque ella no puede ejercer sus derechos políticos como parte de su última condena.
“Para mí es sencillamente más de lo mismo, votar o no votar. Yo no estoy ni por el sí ni por el no, ni por nada, porque conozco la dictadura, sé cómo trabaja”, sostiene.
Está “convencida” de que “ya se sabe lo que va a ser el resultado de este plebiscito”. “Los números están puestos con las manos, los discursos están hechos y todo el mundo está informado de lo que tiene que decir”, agrega.
El presidente de la Conferencia de Obispos de Cuba, Emilio Aranguren, firmó recientemente junto al resto de la jerarquía católica de la isla un comunicado en el que reiteraba su rechazo a que los homosexuales puedan casarse y adoptar y pidió votar “en conciencia”.
El texto destaca su “desilusión” porque, pese a las dudas en “parte de la sociedad”, se hayan mantenido “intactas” en el Código de las Familias cuestiones con las que no están de acuerdo.
Subraya que “el matrimonio entre hombre y mujer, que es la base natural de la familia, no puede ser desplazado o deformado” y que la adopción es para dar al niño “lo que por naturaleza le corresponde y necesita: un padre y una madre”. Apunta asimismo que la llamada gestación solidaria “no es ética” ni “adecuada”.
Aranguren y el resto de obispos católicos denuncian asimismo la falta de información plural en la campaña y el condicionamiento del voto por parte del Gobierno