Los flujos de remesas hacia América Latina y el Caribe se ralentizaron el pasado año, aunque subieron todavía el 7.7% con respecto a 2022, mientras que las remesas hacia Oriente Medio y el norte de África se desplomaron el 14.8%, según datos publicados este miércoles por el Banco Mundial (BM).
Después de un período de fuerte crecimiento durante 2021-2022, los flujos de remesas registrados hacia los países de ingresos bajos y medianos se moderaron en 2023 y crecieron sólo el 0.7%, alcanzando un aproximadamente US$ 656,000 millones, según el último Informe sobre Migración y Desarrollo del organismo.
De cara al futuro, se espera que las remesas a los países de ingresos bajos y medianos crezcan a un ritmo más rápido en 2024, con una proyección de un aumento del 2.3%, aunque este crecimiento será desigual entre regiones.
Además, hay posibles riesgos a la baja para estas estimaciones que incluyen un crecimiento económico más débil de lo esperado en los países de altos ingresos que acogen a migrantes y la volatilidad de los precios del petróleo y los tipos de cambio.
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En 2023, los flujos de remesas aumentaron más hacia América Latina y el Caribe (7.7%), seguidos de Asia Meridional (5.2%) y Asia Oriental y el Pacífico (4.8%, excluida China).
África subsahariana experimentó una ligera caída del 0.3%, mientras que Oriente Medio y África del Norte experimentaron una caída de casi el 15% y Europa y Asia central experimentaron una caída del 10.3%.
Más detalladamente, en América Latina y el Caribe se alcanzaron los US$ 156,000 millones, con una subida del mencionado 7.7%, gracias a “un mercado laboral estadounidense sólido”, señaló el Banco Mundial.
México recibió US$ 66,200 millones, un aumento del 7.8%, manteniendo su posición como el principal receptor de la región.
Para 2025, se espera que los flujos se desaceleren hasta el 2.7%, aunque los flujos seguirán “debido al considerable número de migrantes en tránsito varados en México y Guatemala y a las buenas perspectivas laborales en Estados Unidos y España”.
Los migrantes en tránsito procedentes de Cuba, China, Ecuador, Haití, India, Nicaragua, Venezuela y otras naciones que pasan por Guatemala y México en su camino hacia Estados Unidos representan los grandes flujos de remesas hacia esos dos países de tránsito.
Sin embargo, existen riesgos a la baja para las proyecciones, incluido un debilitamiento proyectado del mercado laboral estadounidense y los resultados electorales de las elecciones de noviembre, que podrían traer “regulaciones de inmigración más estrictas”.
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En cuanto a Oriente Medio y el Norte de África las remesas cayeron un 15% hasta los US$ 55,000 millones en 2023, debido principalmente a una fuerte disminución de los flujos hacia Egipto.
Las perspectivas se verán afectadas por la difícil situación que enfrentan los países importadores de petróleo de la región, como Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos y Túnez, explicó el organismo.
En cambio, los exportadores de petróleo de la región, como Irak y Argelia, se beneficiarán del aumento de los precios de los hidrocarburos.
Se prevé que los flujos de remesas a la región registren un aumento moderado del 4.3% en 2024.
El Banco Mundial señaló además que enviar remesas sigue siendo “demasiado costoso” y que en el cuarto trimestre de 2023 el costo promedio global de enviar US$ 200 fue del 6.4% del monto enviado, ligeramente superior al 6.2% del año anterior y muy por encima de la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del 3%.
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