El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol salió ileso de la gesta parlamentaria que buscaba destituirlo por aplicar la ley marcial, a mediados de esta semana, pero su continuidad está cada vez más cerca del limbo.
El oficialismo —de tinte conservador—, a través del Partido del Poder Popular (PPP), boicoteó la iniciativa legislativa votada este sábado y mantuvo a Yoon en el cargo pese al clamor social y descontento de la clase política opositora —a la cual el mandatario acusó de ser “fuerzas norcoreanas”.
No obstante, desde el PPP han apuntado que los días de Yoon como presidente “están contados” y se buscará “una salida ordenada para minimizar el caos” del jefe de Estado tras sumir al país en ley marcial por unas horas.
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Incluso Han Dong-hoon, líder del PPP, afirmó que una pronta dimisión de Yoon “es inevitable”.
Cabe añadir que el presidente de Corea del Sur pidió disculpas a la ciudadanía tras decretar el martes, por un lapso de seis horas, la ley marcial, y es consciente que su jugada “causó preocupación e inconveniencias”.
En la historia reciente surcoreana, la presidenta Park Geun-hye, también del PPP, fue destituida del cargo en 2017. A la interna del partido buscan mitigar el previsible castigo electoral para próximos comicios.
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La justicia de Corea del Sur inició una investigación sobre Yoon y altos cargos militares involucrados en la declaración y la aplicación de la ley marcial.