Cientos de venezolanos permanecían en kilométricas filas el domingo, una semana después de que el ilegítimo presidente Nicolás Maduro anunció un nuevo esquema dual de precios para el combustible con el que se buscaba aliviar los problemas de suministro.
Maduro informó el 30 de mayo un sistema de dos niveles en el que los conductores pueden comprar hasta 120 litros de gasolina al mes en moneda local a un precio equivalente a US$ 0.025 por litro, y al superar esa cuota deben pagar hasta US$ 0.50 por litro. Ese último precio se cobra en 218 estaciones, mientras en 1,340 rige el sistema de moneda local.
El nuevo esquema de distribución y venta de gasolina, en un país donde el combustible barato se ha considerado por largo tiempo casi un derecho de nacimiento, generó un caos de filas y altercados a partir de su entrada en vigencia el lunes 1 de junio.
La gasolina que se distribuye no es producida en el país, que está asentado sobre los depósitos de petróleo más grandes del mundo, si no llegó en mayo desde Irán, un socio del gobierno de Maduro.
Teherán proporcionó a Venezuela 1.53 millones de barriles de gasolina y componentes, de acuerdo con ambos gobiernos, fuentes y cálculos realizados por TankerTrackers.com.
“Necesito gasolina para poder movilizarme por si alguna emergencia en mi casa” de salud y deba ir a un hospital, dijo el domingo temprano Pedro Mújica, un mecánico de autos de 42 años, con su hija menor Aranza, de cuatro años, sentada en sus piernas a la orilla de la vía, en un país en cuarentena desde el 17 de marzo por el brote del coronavirus.
El hombre esperaba desde el sábado por la tarde para cargar combustible subvencionado en una estación en el oeste de Caracas para su viejo BMW de 1991 modelo dos puertas que no tiene el vidrio posterior sino cartón y cinta adhesiva.
"No tengo para comprarlo más caro, porque yo, con lo poco que gano, no puedo pagarlo más caro en dólar", agregó Mújica, quien para las 5:30 de la mañana (0930GMT) ya llevaba 13 horas y media de espera y aun se encontraba aproximadamente a la mitad de una fila de más de cuatro kilómetros.
"Es innecesario que nosotros los venezolanos sigamos pasando tantos problemas", dijo.
Unos pocos metros delante de Mújica, Antonio Cárdenas, un jubilado de 68 años, dijo que había llegado a la fila la noche anterior porque vive solo con su esposa y teme necesitar desplazarse a una clínica o al mercado y no tener combustible, pero además no tiene dólares para comprar la gasolina en las otras estaciones, donde el fin de semana en algunas se podía surtir con unas dos a tres horas de espera.
En otras regiones del país la situación era similar con largas colas, incluyendo un día de espera, y menor suministro en las estaciones que venden en moneda local, mientras las de dólar tenían extensas filas pero parecían tener mayor cantidad de producto por lo que las horas de espera no eran tan extensas, según testigos Reuters.
El gobierno no ha informado ni cuánto del combustible iraní ha distribuido esta semana en todo el país, ni ha dicho si procederá a otras importaciones desde Teherán.
La estatal PDVSA mantiene un despacho diario de unos 120,000 barriles de gasolina, según personas familiarizadas con el asunto, casi igual a la cifra dada por Maduro el primer día de venta.
El Ministerio de Información ni el de Petróleo ni la empresa estatal petrolera, Petróleos de Venezuela, respondieron de inmediato solicitudes de comentarios.
"Es algo que yo no entiendo", dijo Cárdenas. En 1989 hubo un alza de 0.30 centavos de dólar en el precio del litro de gasolina y "se formó un zaperoco" o violentos disturbios, agregó Cárdenas en referencia a un alza del precio del combustible que provocó manifestaciones y dejaron cientos de muertos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en Caracas.
Ahora la gasolina subió su precio varias veces "y somos todos felices haciendo cola. De verdad no sé qué está pasando, este es un país que esta volteado" o al revés, dijo Cárdenas.
Dentro de su auto, un viejo modelo Toyota color vinotinto, un joven de 22 años que pidió ser identificado como Pedro Pérez, se entretenía la mañana del sábado tocando algunas notas en un ukelele mientras esperaba en una estación del este de Caracas para llenar su tanque de gasolina pagada en dólares, en efectivo o por tarjeta de débito a la tasa del mercado paralelo.
Estar en la fila "me molesta, pero no me molesta lo suficiente para desestabilizarme se te va la luz, se te va el agua, entonces aprendes a no pararle bolas (prestar atención)", dijo Pérez, quien aseguró que la única razón que tenía para hacer la fila, por primera vez, era que tenía que procesar su documentación para salir del país y unirse a su familia que ya está radicada entre Europa y Estados Unidos.
"Ya perdí la capacidad de impresionarme, ya todo me resbala", dijo.
La red de refinación de Venezuela, con capacidad para convertir hasta 1.3 millones de barriles por día (bpd) de crudo en combustible, ha funcionado a menos del 20% de su capacidad en el 2020, según documentos de PDVSA, debido a cortes de energía, años de mala gestión, falta de repuestos y técnicos. Además, las sanciones estadounidenses han limitado las importaciones de productos para cubrir el déficit de combustible.