Erin Lowry
Me encanta el concepto de acuerdo prenupcial. Llegaría incluso a llamarlo romántico. ¿Hay alguna demostración de intimidad más grande que poner al descubierto toda su información financiera? ¿Qué es más amoroso que crear un plan para dividir los activos de una manera justa y equitativa? ¿Por qué no hacerlo cuando uno está en la burbuja del compromiso, y antes de llegar a las inevitables pruebas y tribulaciones del matrimonio?
Sin embargo, la mayoría de las personas tienen reacciones viscerales cuando menciono el tema. Por supuesto, los acuerdos prenupciales no siempre son bien intencionados, pero solo pronunciar las palabras es como poner un hechizo en el matrimonio. Los datos sobre este tema son escasos (los más recientes que pude encontrar fueron una encuesta de 2016 que sugiere que los acuerdos prenupciales estaban aumentando levemente); pero mi experiencia dice que estamos todavía muy lejos de normalizar las discusiones acerca de los términos y condiciones financieras del matrimonio.
Dado lo incierto que es el futuro —después de todo, la vida es larga, las personas cambian y el hecho es que no todos los que dicen “acepto” seguirán casados—, necesitamos actualizar nuestra forma de pensar sobre los acuerdos prenupciales. ¿No debería entender lo que sucedería si se divorciara?
Tal vez un término mejor sea seguro de matrimonio. Así como el seguro automotriz lo cubre en caso de un accidente automovilístico, y el seguro de propiedad ayuda si un árbol cae sobre su techo, un acuerdo prenupcial es una póliza de seguro que puede protegerlo de las consecuencias de un divorcio, por muy probable que sea.
Se estima que la tasa de divorcios en Estados Unidos es de alrededor de 50% de los matrimonios, aunque esta es una estadística bastante imprecisa. Según un estudio del 2020, la tasa es más cercana a 14.9 de cada 1,000 matrimonios que terminarán en divorcio. Pero en general, las estadísticas de divorcio son bastante rudimentarias, según algunos investigadores matrimoniales.
Además de la devastación práctica y emocional, también puede haber consecuencias financieras significativas. Un estudio reveló que el patrimonio de las personas que se divorcian después de los 50 años probablemente disminuirá 50%, mientras las mujeres se vieron especialmente afectadas en términos de cambio de estilo de vida.
Puede vivir con la convicción de que nunca dejará a su pareja, y que su pareja nunca lo dejará. Pero, desgraciadamente, uno no tiene control sobre otro ser humano. Sin importar cuál sea su opinión sobre el divorcio, las parejas deberían considerar un acuerdo prenupcial para establecer los términos de una división justa.
En su forma más simple, un acuerdo prenupcial detalla las propiedades y los activos de cada parte y especifica quién tendrá derechos sobre esos activos y propiedades después de que termine un matrimonio. Puede incluir herencias esperadas, fondos fiduciarios y deudas que incorporan al matrimonio. Los costos de los acuerdos prenupciales varían según la complejidad, pero ambas partes necesitan representación legal, por lo que, dependiendo del costo de los abogados en su área, el proceso podría ascender a entre US$2,000 y US$6,000.
Pero piense en estos costos como el pago inicial de un seguro. El divorcio puede ser aún más costoso, especialmente si es disputado. Una encuesta del sitio de asesoría legal Nolo mostró que el costo promedio de un divorcio fue de US$12,900 en el 2019. Esto fue solo para obtener el divorcio, no el posible impacto a largo plazo de dividir los activos.
A menudo, las personas rechazan la necesidad de un acuerdo prenupcial, diciendo: “Bueno, no soy rico” o “No tengo ningún activo”. Un activo que a menudo se pasa por alto es el plan de jubilación. No es raro que los planes de jubilación se dividan en un divorcio, lo que puede tener efectos financieros devastadores a largo plazo. Un acuerdo prenupcial es una oportunidad para discutir cómo se puede proteger a ambas partes y ser proactivo sobre la planificación de la jubilación si una de las partes no obtiene ingresos imponibles. (Una cuenta de jubilación individual conyugal es una buena opción en este caso).
Un acuerdo prenupcial debe ser una discusión sobre lo que se percibe como una división justa de los activos dentro del ecosistema de su relación. Por ejemplo, si ambos están en la fuerza laboral, ¿cree que tener que pagar una pensión alimenticia (el apoyo económico que un cónyuge entrega al otro durante una separación o divorcio) es justo? Las leyes de su estado establecerán lo que consideran justo, pero usted debe determinar si está de acuerdo. Si no lo está, un acuerdo prenupcial ayuda a evitar una posible batalla judicial y confirma lo que los dos consideran justo en comparación con las leyes de su estado (dentro de lo razonable).
También puede cambiar los términos durante el transcurso de su matrimonio. Por ejemplo, ambas partes podrían haber renunciado a una pensión alimenticia en un acuerdo prenupcial porque ambos trabajaban en ese momento, pero las circunstancias cambiaron. Tal vez una persona dejó de trabajar para cuidar a los niños o a un pariente enfermo. En ese caso, puede crear un acuerdo posnupcial para adaptarse a esta nueva realidad y decidir lo que ahora se siente justo. Es importante reevaluar los términos y condiciones a lo largo del tiempo.
Tener un acuerdo prenupcial no significa que esté destinado a divorciarse. Al igual que tener un seguro automotriz no significa que esté esperando un accidente automovilístico y obtener un seguro de vida no es un deseo de pasar a mejor vida antes de tiempo.
Simplemente significa que está preparado en caso de que ocurra lo inesperado e indeseado. Después de un año como el 2020, todos deberíamos estar muy conscientes de la rapidez con que nuestras realidades pueden cambiar.