La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), cuyas tropas han sido enviadas para sofocar los disturbios en Kazajistán, nació el 14 de mayo del 2002 como una alianza defensiva de países que habían formado parte de la Unión Soviética, encabezada por Rusia y a la que se unieron Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán.
Su puesta en marcha real se produjo al año siguiente, con la creación del Estado Mayor Unificado y el acuerdo para la financiación de la organización.
Calificada ya desde el momento de su fundación como el “nuevo Pacto de Varsovia” de la retaguardia rusa, la OTSC suponía la transformación en una estructura militar, bajo mando único, del Tratado de Seguridad Colectiva (TSC) suscrito en 1992 por países miembros de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que agrupaba a diez de las quince antiguas repúblicas soviéticas.
Aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, señaló en el momento de la creación de la OTSC que ésta “no está dirigida contra alguien en concreto, sino contra la amenaza a la que se enfrenta actualmente el mundo”, en referencia al terrorismo internacional, su puesta en marcha fue interpretada como una respuesta de Rusia a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a los países bálticos y al despliegue de Estados Unidos en el antiguo territorio soviético.
En el 2009, durante la cumbre celebrada en junio, la OTSC creó una fuerza de reacción rápida para luchar contra el terrorismo, el crimen organizado y el narcotráfico, con base permanente en el territorio de Rusia y un núcleo integrado por la 98 división y la 31 brigada de asalto de las tropas aerotransportadas rusas.
Según el entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev, estas fuerzas no deberían “ser peores que la OTAN” e incluirían tropas móviles dotadas del armamento más moderno.
El contingente de reacción rápida cuenta con 17,000 militares y 2,000 efectivos especiales.
Los líderes de la OTSC aprobaron además una declaración en la que expresaron su deseo de colaborar con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y otros organismos internacionales, como la Organización de Seguridad de Shanghái, que agrupa a Rusia, China y varios países centroasiáticos.
Dos años después la organización defensiva se dotó de un centro de tecnologías de seguridad informática y llevó a cabo las primeras maniobras de las fuerzas de reacción rápida.
En el 2012 Uzbekistán, que se había unido en el 2006, abandonó la alianza militar.
En setiembre del 2021 las fuerzas de la OTSC se pusieron en alerta ante la situación en Afganistán, que comparte más de mil kilómetros de frontera con uno de sus miembros, Tayikistán.
Putin afirmó que la organización debía estar preparada para emplear su potencial defensivo ante los riesgos surgidos tras la retirada de Estados Unidos y sus aliados y la vuelta del régimen talibán.
El pasado 5 de enero el Gobierno de Kazajistán solicitó ayuda a la OTSC para poner fin a los graves disturbios que había estallado un par de días antes y que calificó de “amenaza terrorista”.
Horas después, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, que ocupa la presidencia rotatoria de la alianza militar, informó de que había sido autorizado el envío de un contingente de paz.