En Montes Wines, una degustación generalmente implica saborear un cabernet sauvignon en su edificio inspirado en el feng shui ubicado entre verdes laderas del valle de Colchagua, en Chile.
Ahora, con gran parte del mundo encerrado, los catadores en Brasil, México y Alemania giran y giran frente a las computadoras portátiles a medida que las bodegas se unen a la tendencia global de usar aplicaciones de reuniones como Zoom para conectarse con los clientes.
“Tienen los mismos vinos que estoy probando, así que vamos juntos y discutimos el sabor, el color y la forma en que se desempeña”, cuenta el copropietario Aurelio Montes.
Es una escena que se desarrolla en todo el mundo, desde California hasta Ciudad del Cabo. Bodegas y viñedos de siglos de antigüedad están reevaluando sus negocios a cada paso a medida que la pandemia agita todo, desde la mano de obra y el transporte hasta industrias vitales de turismo y hotelería.
Sin duda, el consumo de alcohol en el hogar está en aumento, lo que incrementa las ventas minoristas. Pero se espera que el consumo general se vea afectado ya que los bares y los restaurantes, que en Europa representan aproximadamente el 30% del volumen, permanecen cerrados. La UE ha pronosticado que el consumo esta temporada será 8% inferior al promedio de cinco años, con los vinos principalmente espumosos y los de alto valor como los más afectados.
Muchos en la industria ya han perdido sus empleos y algunos productores pueden no sobrevivir a la agitación, a pesar del rápido impulso para innovar.
“Habrá una gran cantidad de pequeños operadores que no saldrán del otro lado de esto”, dice Tony Battaglene, quien dirige el grupo industrial Australian Grape and Wine.
En California, la propagación del virus cerró salas de degustación y restaurantes en el corazón de la región vinícola, justo cuando la temporada de primavera iniciaba una ola de turismo y festivales. Si bien muchas bodegas están cambiando su negocio para centrarse en las ventas directas a los consumidores, no es suficiente para compensar las pérdidas.
Muchas bodegas están aprovechando las ventas directas al consumidor a través de sitios web o clubes de miembros. Para PlumpJack en el valle de Napa, que depende de los restaurantes para dos tercios de su negocio, eso significa degustaciones por FaceTime y sesiones virtuales de preguntas y respuestas.
La italiana Cantina Tramin vende la mayor parte de su vino a restaurantes y bares en su país de origen, todos los cuales permanecen cerrados. La cooperativa vinícola está activa en las redes sociales y vende su insignia Gewurztraminer y otras variedades en línea.
“Eso está funcionando muy bien y está dando excelentes resultados, pero es una fracción de todo”, dice Wolfgang Klotz, director de marketing y ventas.
Preocupación por la exportación
En términos de exportaciones, las perspectivas siguen siendo turbias, ya que los confinamientos frustran la demanda y alteran la logística. La UE espera que las exportaciones de vino caigan 14% en 2019/2020, mientras que en Australia, los envíos del primer trimestre cayeron 7%, incluida una caída de 14% a China, según Wine Australia. Las exportaciones australianas a EE.UU. y el Reino Unido también se desplomaron en el primer trimestre, con una caída de 2% y 6% interanual, respectivamente.
El impacto en los precios tampoco está claro y es probable que difiera de un país a otro, dependiendo de los patrones de consumo y los tipos de vinos cultivados.
En Quinta do Vallado, en el valle del Duero, Portugal, alrededor del 25% de las ventas se realizan a turistas que visitan la finca. Ese segmento se secó por completo cuando la tienda de vinos y el hotel cerraron, dice el director ejecutivo, Joao Alvares Ribeiro. Mientras tanto, las exportaciones a mercados clave como Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y China se desplomaron, lo que redujo las ventas totales en aproximadamente un 60% en marzo.
“Nadie está realmente enviando pedidos”, dice.
Hay señales positivas de China, donde los restaurantes comienzan a reabrir y las restricciones de movimiento se suavizan. “Si el mercado chino puede recuperarse rápidamente, eso en realidad puede acelerar nuestra recuperación”, dice Battaglene.
El confinamiento también presenta problemas en los viñedos, ya que los viticultores enfrentan obstáculos logísticos para atraer trabajadores temporales de otras regiones y países. En California, ahora es el momento en que muchos trabajadores estacionales llegan a la región vinícola para hacer todo, desde garantizar el riego a establecer la estrategia de cultivo de uvas para el año.
En Australia, Argentina y Chile, las restricciones de movimiento relacionadas con el virus se produjeron a mediados de la cosecha de 2020, lo que significa que se necesitaba una respuesta rápida para permitir que el trabajo continuara. Los tres países consideran la industria esencial, por lo que las cosechas y la elaboración del vino pueden continuar, aunque con desafíos.
“Todo ha sido más lento y complejo”, asegura Patricia Freuler de Ortíz, directora ejecutiva de la bodega Fincas Patagónicas en Mendoza. Todos los trabajos en la industria no relacionados con la producción se realizan desde casa. Se han introducido máscaras faciales, protocolos de distanciamiento y medidas para reducir las concentraciones de trabajadores, dijo.
En el aspecto comercial, la industria sigue siendo optimista de que las degustaciones, las clases y las promociones en línea la ayudarán a navegar las perturbaciones.
“Nos desafía a vender nuestras marcas con diferentes métodos, ser más creativos y usar tecnología”, dice Angélica Valenzuela, gerente de ventas de Vinos de Chile. “Al final, cuando las cosas vuelvan a la normalidad, tendremos nuestros canales regulares y los nuevos desarrollados durante la crisis del coronavirus”.