Estados Unidos ha aprovechado la actual discordia entre los presidentes ruso, Vladímir Putin, y bielorruso, Alexandr Lukashenko, para cerrar un histórico trato: el suministro de petróleo estadounidense a Bielorrusia a través del Atlántico.
“Este trato refuerza la soberanía e independencia de Bielorrusia”, ha proclamado en Washington el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
De dictador a socio
En cuestión de pocos meses, Lukashenko ha pasado de ser “el último dictador de Europa” para Washington a convertirse en un nuevo socio en el patio trasero del Kremlin, que ha perdido desde 1991 a las tres repúblicas bálticas, a Ucrania y a Georgia.
Lukashenko y Putin han tenido algunos desencuentros en los últimos años, pero el último contencioso sobre los precios de los hidrocarburos no sólo ha dañado la relación entre ambos países, sino que impidió la firma del tratado de la llamada Unión Estatal entre los dos Estados, un proyecto estratégico para el Kremlin.
Estados Unidos vio una oportunidad única de normalizar las relaciones aprovechando la tensión entre Moscú y Minsk, y no la ha desaprovechado.
"Como el mayor productor de petróleo y gas en el mundo, Estados Unidos está dispuesto a satisfacer las necesidades de importación de países como Bielorrusia", subrayó Pompeo.
El deshielo comenzó con la decisión de Lukashenko de levantar el veto al embajador estadounidense, al que expulsó en el 2008 después de una nueva andanada de sanciones contra su país.
El próximo paso fue la visita de Pompeo a Bielorrusia, la primera de un secretario de Estado norteamericano a la antigua república soviética en 25 años.
Fiel a su estilo, Pompeo no se anduvo por las ramas el pasado 1 de febrero en Minsk y propuso a Lukashenko que Estados Unidos cubra "el 100 por cien" de la demanda de petróleo bielorrusa "a unos precios competitivos".
Aunque Moscú se mostró dolida con la visita, reacción que fue objeto de las burlas de Lukashenko, pocos en el Kremlin se tomaron en serio las amenazas del mandatario que dirige el país vecino desde 1994.
No contaban con que la situación económica en Bielorrusia es preocupante y que Lukashenko busca la reelección el 9 de agosto.
Alternativas al crudo ruso
Desde principios de año, Lukashenko se mostró dispuesto a comprar petróleo a otros países, aunque sea más caro, con el fin de "no estar de rodillas" ante Rusia cada 31 de diciembre.
Primero le tocó el turno a Noruega, después a Arabia Saudita y ahora a Estados Unidos.
"Tengo una magnífica relación con ellos. Dicen que me suministrarán tanto petróleo cuanto necesite", explicó Lukashenko.
Todo ese crudo sigue la misma ruta. Los petroleros con 80,000 toneladas cada uno atracan en el puerto lituano de Kláipeda y el petróleo es transportado por tren hasta la refinería de Naftán, en la región bielorrusa de Vítebsk.
El consorcio estatal Belneftejim informó hoy de que el petróleo con el crudo estadounidense partirá el 17 de mayo del puerto de Beaumont y llegará a principios de junio a Kláipeda, antaño en el mayor puerto comercial de toda la Unión Soviética.
"El suministro de petróleo estadounidense es parte de la estrategia estatal para la diversificación de las fuentes de energía. Vemos la cooperación con Estados Unidos en el sector petrolero como un elemento fundamental de la seguridad energética", afirmó el ministro de Exteriores bielorruso, Vladímir Makéi.
El jefe de la diplomacia bielorrusa fue aún más allá al asegurar no sólo que el trato busca garantizar la operación de la industria refinadora nacional, sino que Minsk espera forjar unas relaciones de socio con Estados Unidos con el fin de contribuir a "superar las contradicciones" entre Eurasia y la cuenca Euroatlántica.
Casi al mismo tiempo, el propio Pompeo destacó que su país ofrece seguridad energética, diversificación de suministros y un comercio basado en la libre empresa, el imperio de la ley y acuerdos "transparentes" y "libres de corrupción".
Al hablar de "corrupción", se refería veladamente a la mayor petrolera rusa, Rosneft, acusada en muchas ocasiones de falta de transparencia y a la que la Casa Blanca sancionó por sus negocios en Venezuela, a cuyos activos ha renunciado recientemente.
Además, Pompeo prometió que allanará el camino para el desembarco de compañías estadounidenses en el mercado bielorruso e instó a Minsk a lanzar reformas liberales para ingresar en la Organización Mundial de Comercio.
Reacción rusa
La reacción rusa no se hizo esperar. Rosneft anunció el viernes que negocia con las refinerías bielorrusas Naftan y Mozir el suministro de 9 millones de toneladas de petróleo de abril a diciembre de este año.
Para garantizar el funcionamiento de sus refinerías, Minsk necesita recibir 2 millones de toneladas de crudo al mes.
Según Belneftejim, en abril el país logró ese cometido y solo 1.56 millones de toneladas de crudo eran de procedencia rusa.
Lukashenko acusa a Moscú de querer obligarle a pagar por el crudo ruso más aún que alemanes y polacos, lo que considera una actitud desleal.
En cambio, en el Gobierno ruso cada vez son mayores las voces que exigen un trato de socios con Lukashenko, al que Moscú ha subsidiado con gas y petróleo baratos desde la independencia.
Consciente de la importancia geopolítica de Bielorrusia, Putin se ha cuidado mucho hasta ahora de entrar en una refriega pública con Lukashenko, que tiene muy buenas cartas en esta nueva partida entre Este y Oeste.