Dos de cada tres jóvenes rurales de los países en desarrollo viven en las áreas agrícolas más productivas, aunque su rendimiento se ve limitado sobre todo por la falta de acceso a los mercados, informó una agencia de la ONU.
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), con sede en Roma, destacó en su informe sobre el desarrollo rural que de los 1,200 millones de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, cerca de 1,000 millones viven en países en desarrollo, la mitad de ellos en zonas rurales.
El 67% de esos jóvenes rurales viven en zonas de gran potencial agrícola, mientras que solo el 7% lo hacen en las que ofrecen menos oportunidades.
“Si queremos que los jóvenes permanezcan en las zonas rurales y dependan de la agricultura directa o indirectamente, necesitamos abordar la productividad de la gente y de los equipos que utilizan”, dijo el presidente del FIDA, Gilbert Houngbo.
La concentración de la juventud rural en las zonas más productivas refleja el movimiento histórico de las poblaciones que viven del sector primario hacia zonas con potencial agrícola, por lo que la baja productividad se debe a otras razones, como la falta de acceso a insumos y de mercados en los que vender su producción.
El estudio indica que aproximadamente siete de cada diez jóvenes rurales de países en desarrollo viven en lugares con un bajo nivel de transformación rural, lo que significa que les resulta complicado escapar de la pobreza si se mantienen en la agricultura, por lo que la mayoría mejorará su calidad de vida en otros sectores económicos.
Frente al riesgo de que sean una generación perdida, Houngbo recomendó asegurar a los jóvenes el acceso a semillas mejoradas y resistentes a la sequía, a tierras, instalaciones de almacenamiento, mercados, información y organizaciones de productores.
Además de la productividad, el responsable destacó que la transformación rural requiere la conectividad de las áreas rurales, incluyendo desde acceso a internet hasta la disponibilidad de información de mercado o servicios financieros, y “contar con los jóvenes desde el inicio para apoyarlos”.
En ese sentido, el FIDA tiene proyectos de cooperación en países como Mali, donde busca formar a los jóvenes para que puedan desarrollar sus propias iniciativas, y Senegal, facilitando el acceso a los recursos a los migrantes que vuelven de Europa.
En África subsahariana había 105 millones de jóvenes rurales en el 2015, cifra que aumentará en 70% para el 2050, mientras que Asia-Pacífico es la región con el mayor número, unos 340 millones.
“Animo a que los gobiernos coloquen la transformación de esas zonas rurales en el centro de su estrategia de desarrollo y a los actores multilaterales a complementar esos esfuerzos” para invertir en los jóvenes, añadió Houngbo.