Cuando las olas llevan la basura del mar a las playas de las islas sudcoreanas, es posible que allí esté Kang Dong Wan buscando lo que llama “tesoros”: Desechos de Corea del Norte que le permiten ver algo que está fuera del alcance de la mayoría de la gente.
“Este material puede ser importante porque podemos aprender qué tipo de productos fabrican en Corea del Norte y lo que usa la gente allí”, dijo Kang, un académico de 48 años, de la Universidad Dong-A de Corea del Sur.
Tuvo que apelar a esa forma de recabar información porque el COVID-19 hizo que resulte mucho más difícil detectar lo que sucede en una de las naciones más cerradas del mundo incluso sin las restricciones asociadas con la pandemia.
Kang cree que la cantidad, variedad y creciente sofisticación de la basura confirma los informes de la prensa oficial de Corea del Norte en el sentido de que el gobernante Kim Jong Un impulsa la producción de distintos tipos de artículos y el diseño industrial para satisfacer las demandas de su pueblo y mejorar sus vidas.
Por más que sea un gobernante autoritario, Kim no puede ignorar el deseo de los consumidores, que ahora compran productos en mercados parecidos a los capitalistas porque el sistema socialista de racionamiento no funciona y las penurias económicas se agravaron durante la pandemia.
“Los norcoreanos son una generación de gente que se descubrió la importancia del mercado y de la economía. Kim no puede ganar su apoyo si va contra la corriente, al tiempo que insiste en un programa nuclear. Necesita demostrar que se han producido cambios en su era”, declaró Kang.
Antes de la pandemia, Kang visitaba regularmente localidades de la frontera con China para hablar con norcoreanos que se encontraban allí. También compraba productos norcoreanos y fotografiaba pueblos de Corea del Norte del otro lado del río que constituye la frontera entre las dos Coreas. Pero ya no puede ir allí por las restricciones que impuso China a los viajeros extranjeros.
Desde septiembre del 2020, Kang visitó cinco islas sudcoreanas frente a la costa occidental del país y recogió unos 2,000 objetos tirados al mar, incluidos bolsas con aperitivos, envoltorios de jugos, de golosinas y botellas de bebidas.
Kang dice que se maravilló al ver decenas de envoltorios de distintos tipos, dependiendo del producto. Muchos tienen una variedad de elementos gráficos, personajes de tiras y distintas letras. Algunos parecen versiones anticuadas de patrones occidentales y serían copias de diseños sudcoreanos y japoneses.
Kang publicó hace poco un libro basado en su trabajo, titulado “Recogiendo basura norcoreana en las cinco islas del mar occidental”. Dijo que ahora comenzó a buscar desechos en la costa oriental de Corea del Sur.
Otros expertos estudian la diversidad de productos y de empaques de Corea del Norte a través de las transmisiones y las publicaciones oficiales, pero la recolección de desechos que hace Kang permite un análisis más profundo, según Ahn Kyung-su, director de DPRKHEALTH.ORG, un portal enfocado en temas médicos de Corea del Norte.
La información sobre los ingredientes de algunos jugos, por ejemplo, revela que Corea del Norte usa hojas de árboles como sustituto del azúcar. Kang sospecha que ello responde a la escasez de azúcar y de equipo procesador de azúcar. Indicó que el hallazgo de más de 30 tipos de potenciadores de sabores artificiales puede indicar que los norcoreanos no pueden pagar por ingredientes naturales más caros como carne y pescado para cocinar las sopas y guisos tradicionales.
Empaques de plástico para detergentes tienen frases como “el amigo de las amas de casa” o “acomodando a las mujeres”. Parece darse por sentado que solo las mujeres los usan, lo que les daría un status inferior al de los hombres en una sociedad machista como la norcoreana.
Algunos empaques contienen afirmaciones exageradas. Uno dice que una torta de nueces es una fuente de proteínas superior a la carne. Otro, que un helado de colágeno hace que los niños sean más altos y aumenta la elasticidad de la piel. Uno dice que un pastelito con una pequeña alga evita la diabetes, los trastornos cardíacos y el envejecimiento.
Los aperitivos y galletitas norcoreanos han mejorado mucho en años recientes, aunque no llegan al nivel de los de Corea del Sur, que son reconocidos internacionalmente, según Jeon Young-sun, de la Universidad Konkuk de Seúl.
Kang dice que su recolección de desechos es un esfuerzo por comprender mejor al pueblo norcoreano con el fin de acercar a las dos Coreas.
Recoger la basura en las islas no es tarea fácil. En más de una ocasión la marina sudcoreana lo interrogó porque a algunos residentes les pareció sospechoso lo que hacía. A veces se suspende el servicio de ferries por el mal tiempo y se queda varado en las islas.
Kang confesó que alguna vez lloró por la frustración al no encontrar nada o por haber recibido llamadas de gente que pone en duda la validez de su trabajo.