La compañía Iconovo en colaboración con la empresa de investigación de inmunología Immune System Regulation (ISR), se encuentran trabajando en el desarrollo de una “vacuna de polvo seco” contra el COVID-19, que podría utilizarse a través de inhaladores o incluso píldoras.
“Es fácil y muy barato de producir”, dijo a la BBC Johan Waborg, director ejecutivo de Iconovo, que generalmente fabrica inhaladores para pacientes con asma.
“Simplemente se quita un pequeño deslizamiento de plástico y luego se activa el inhalador de la vacuna y se pone en la boca, respiras hondo e inhalas”, precisó.
Según detallan al medio inglés, sus productos utilizan proteínas del virus de COVID-19 fabricadas (a diferencia de Pfizer, Moderna y Astra Zeneca, que utilizan ARN o ADN que codifican estas proteínas) y que pueden soportar temperaturas de hasta 40° C.
El fundador de ISR, Ola Winquist, profesor de inmunología del Instituto Karolinska asegura que “el cambio de juego” frente a las actuales vacunas -que en algunos casos deben mantenerse temperaturas tan bajas como -70° C- es que la “vacuna en polvo” se puede distribuir “con mucha facilidad sin la cadena de frío” y se puede administrar “sin necesidad de proveedores de atención médica”.
“Realmente abriría oportunidades para áreas de difícil acceso y tal vez nos evitaría tener personas cargando neveras portátiles en bicicletas y camellos”, señala a la BBC, Stefan Swartling Peterson, jefe de salud global de Unicef de 2016 a 2020, y que ahora labora como profesor en la Universidad de Karolinska.
Iconovo asegura que está probando actualmente sus vacunas en las variantes beta (Sudáfrica) y alfa (Reino Unido), y cree que podría resultar especialmente útil para acelerar los lanzamientos de vacunas en África.
Hasta ahora solo se han hecho pruebas en ratones, pero tanto ISR e Iconovo han recaudado fondos suficientes para comenzar los estudios en humanos en los próximos dos meses.
Otra tecnología prometedora
La BBC también menciona que Ziccum, otra empresa sueca, está probando una tecnología diseñada para secar al aire vacunas líquidas ya existentes (o futuras) de una manera que no limite su efectividad.
El polvo de la vacuna se mezclaría con una solución de agua esterilizada justo antes de la inmunización y luego se inyectaría usando viales y agujas.
Esta la tecnología abre camino a varios otros tipos de administración como aerosoles y píldoras, dice su director ejecutivo, Göran Conradsson. “Se requiere mucha investigación y desarrollo para eso. Pero en principio, sí”, asegura.
Por el momento, Janssen, que fabrica la vacuna de Johnson y Johnson de una sola dosis, ya está trabajando en un proyecto piloto diseñado para analizar las capacidades de secado al aire de Ziccum.