Los máximos dirigentes chinos planean relajar la política monetaria y ampliar el gasto fiscal el próximo año, mientras Pekín se prepara para una segunda guerra comercial cuando Donald Trump asuma el cargo el mes que viene.
El Politburó de 24 miembros dirigido por el presidente Xi Jinping prometió este lunes que apostará por políticas fiscales “más proactivas” y por una “flexibilización moderada” en materia monetaria con el objetivo de “impulsar el consumo de forma enérgica” en 2025.
Según la prensa local, se trata de la primera ocasión desde 2011 en la que las autoridades chinas cambian su postura sobre política monetaria, que ya había sido “moderadamente flexible” entre 2009 y 2010 y que, durante los últimos 14 años, había sido “estable y firme”.
Señalando una mayor determinación para apuntalar la confianza, los funcionarios en la reunión de diciembre también se comprometieron a “estabilizar los mercados inmobiliarios y bursátiles” y a intensificar el “ajuste extraordinario de la política anticíclica”, la jerga del Partido Comunista para referirse al uso de herramientas aún menos comunes para impulsar la economía.
“La redacción de la declaración de esta reunión del Politburó no tiene precedentes”, dijo Zhaopeng Xing, estratega senior de Australia & New Zealand Banking Group., afirmando que apunta a una fuerte expansión fiscal, grandes recortes de tasas y compra de activos. “El tono de la política muestra una fuerte confianza frente a las amenazas de Trump”, añadió, en referencia a la promesa del presidente electo de Estados Unidos de imponer un arancel del 60% a las exportaciones chinas.
El documento, divulgado por la agencia oficial de noticias Xinhua, indica que el PCCh tendrá entre sus objetivos “expandir la demanda nacional en todas las direcciones” y “mejorar la eficiencia de la inversión”.
“Enriqueceremos y mejoraremos nuestra caja de herramientas política, reforzaremos los ajustes anticíclicos extraordinarios y daremos una buena combinación de golpes políticos para mejorar el control macro preciso y efectivo de cara al futuro”, reza el documento.
Bloomberg apunta que esta señal de flexibilización, que se produce semanas antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el previsible recrudecimiento de la guerra comercial con Estados Unidos, apaciguará a los inversores que se quedaron decepcionados tras un anuncio de estímulos que se centró más en canjear la ‘deuda oculta’ de los gobiernos regionales que en espolear el consumo.
En cualquier caso, las autoridades chinas mantendrán su postura de “buscar el progreso y mantener al mismo tiempo la estabilidad”, centrándose asimismo en la reducción y prevención de riesgos en áreas clave de la economía: “Debemos (...) mantener firmemente la línea roja de no permitir que haya riesgos sistémicos”.
El documento llama asimismo a “hacer un buen trabajo a la hora de proteger el sustento de la gente y la seguridad y la estabilidad, para proteger la estabilidad de la situación social general”, con vistas a mejorar las perspectivas de los chinos: “Debemos esforzarnos más en mejorar la sensación de logros, felicidad y seguridad del pueblo”.
Acerca de la prolongada crisis inmobiliaria, factor clave ya que el sector llegó a suponer casi un tercio del PBI nacional y la vivienda es uno de los vehículos de inversión más populares para las familias chinas, el Politburó avanza esfuerzos para “estabilizar el mercado”, igual que de cara a las bolsas de valores.
En relación con los lazos económicos con el resto del mundo, los líderes de la segunda potencia mundial piden “expandir la apertura de alto nivel al resto del mundo y estabilizar el comercio exterior y la inversión extranjera”.
Se espera que este mismo miércoles, los líderes chinos den comienzo a la Conferencia Central de Trabajo Económico, una cumbre anual clave en la que tratarán, a puerta cerrada y previsiblemente durante dos días, los objetivos económicos para el próximo ejercicio.
La baja demanda nacional e internacional, unida a riesgos de deflación, estímulos insuficientes, una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo o una falta de confianza en el seno de los consumidores y el sector privado son algunas de las causas que esgrimen los analistas para explicar lo que ocurre en la segunda mayor economía mundial.
Yuan, bonos y economía
El yuan offshore borró las pérdidas y cotizó un 0.1% más fuerte por las apuestas a que la economía china se recuperará gracias a los estímulos monetarios y fiscales. El rendimiento de los bonos gubernamentales a 10 años bajó dos puntos básicos hasta el 1.938%. Las divisas regionales también recibieron un impulso de la declaración del Politburó.
La economía china ha mostrado signos de estabilización en los últimos meses después de que las autoridades desplegaran un amplio paquete de estímulos desde finales de septiembre. Sin embargo, los inminentes aranceles estadounidenses mermaron las perspectivas de las exportaciones y añadieron presión a la segunda mayor economía del mundo para contrarrestar cualquier choque derivado de una posible guerra comercial.
El cónclave de diciembre del Politburó, el segundo nivel de mando del Partido Comunista de China (PCCh), suele establecer la agenda de la Conferencia Central de Trabajo Económico, en la que se establecen las prioridades para el año siguiente, como el objetivo de crecimiento anual. Esa reunión comenzará el miércoles, según informó Bloomberg News la semana pasada.
Aunque China ha pasado por varios ciclos de endurecimiento y relajación de la política monetaria en los últimos años, se ha ceñido a la caracterización general de política “prudente” desde 2011. En ese momento, las autoridades se alejaron de la postura anterior de “moderadamente laxa” adoptada durante la Crisis Financiera Mundial, para enfriar la creciente inflación.
La última decisión refleja la urgencia de intensificar el modo de relajación adoptado por el banco central después de que el esperado auge pospandémico no se materializara. Ese impulso ha visto cómo el Banco Popular de China reducía drásticamente las tasas de interés y rebajaba varias veces la cantidad de efectivo que los bancos deben apartar en reservas, aunque a las autoridades les ha costado estimular un mayor endeudamiento.
“Se espera que las herramientas políticas adicionales tengan una mejora significativa en volumen, calidad y efecto”, afirmó Bruce Pang, economista jefe para la China de Jones Lang LaSalle Inc. “Las posibilidades de que el objetivo de crecimiento del PIB se fije en torno al 5% han aumentado significativamente”.
Con información de Bloomberg y EFE