Gobiernos de todo el mundo prometieron este lunes en Naciones Unidas medidas para transformar la educación y responder a una crisis sin precedentes en este ámbito, fruto de problemas que se arrastraban desde hace años y del impacto de la pandemia.
Convocados por la ONU, decenas de líderes internacionales se dieron cita en Nueva York para hablar de educación en una cumbre celebrada en vísperas del arranque de la Asamblea General y algo deslucida por coincidir con el funeral de Isabel II, que ha hecho que un buen número de dirigentes se ausentaran para poder estar en Londres.
“No vamos a terminar esta crisis simplemente haciendo más de lo mismo, más rápido o mejor. Ahora es el momento de transformar los sistemas educativos”, subrayó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, organizador de la cita.
Según la ONU, la pandemia ha tenido un impacto “devastador” en el aprendizaje, pero la crisis de la educación es mucho más profunda.
“Los sistemas educativos no dan la talla. Están fallando a los estudiantes y a las sociedades al favorecer un aprendizaje de memoria y una competencia por las calificaciones. Demasiado a menudo los planes de estudio son obsoletos y limitados. (...) Los maestros no están debidamente capacitados, están infravalorados y mal pagados. La brecha digital penaliza a los estudiantes pobres”, enumeró Guterres.
Ante esa situación, la ONU identificó prioridades que incluyen asegurar que todos los niños tienen acceso a las escuelas, que se mejore la docencia, que se combata la violencia y la intimidación en las aulas, que se mejore la enseñanza digital y, sobre todo, que se invierta todo lo necesario.
“La financiación de la educación debe ser la prioridad número uno de los gobiernos. Es la mejor inversión que un país puede hacer en su población y su futuro”, recalcó el jefe de la organización.
El impacto de la pandemia
Según la ONU, más de un 90% de los niños del mundo han visto su aprendizaje interrumpido por la pandemia, un periodo en el que también se han recortado de forma importante los presupuestos de educación y se ha visto un claro deterioro en el nivel de los alumnos por el cierre temporal de las aulas.
A la fecha, Naciones Unidas estima que más de un 64% de los niños de 10 años no son capaces de leer y comprender un texto simple, cuando antes de la crisis sanitaria ese porcentaje era próximo al 50%.
Los líderes que intervinieron este lunes recalcaron una y otra vez la necesidad de recuperar el tiempo perdido durante la pandemia, un problema especialmente grave en América Latina y el sur de Asia, regiones en las que las escuelas estuvieron clausuradas más tiempo.
En ese sentido, el presidente peruano, Pedro Castillo, reconoció que la COVID-19 ha ocasionado “una de las mayores crisis educativas en la historia” y destacó cómo su país ha logrado el regreso total de la educación presencial y está invirtiendo en capital humano para mejorar la calidad del sistema.
Reimaginar la educación
Además de los problemas a corto plazo, la ONU quiere que esta cumbre sirva para comenzar a diseñar la educación del futuro y, para ello, destacó que 130 países han presentado ideas y compromisos, que se recopilarán en un documento que pueda servir de guía.
Una de las cosas que más preocupa a la organización es que la educación, que era vista como fuente de oportunidades para los desfavorecidos, se está convirtiendo hoy en una fuente de mayor desigualdad.
“Los ricos tienen acceso a los mejores recursos, escuelas y universidades, lo que lleva a los mejores empleos, mientras que los pobres, sobre todo las niñas, encuentran enormes obstáculos”, explicó Guterres.
Algunos líderes aprovecharon la reunión para explicar sus propios proyectos en este ámbito, por ejemplo el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien habló de cómo quiere usar la educación para cambiar la distribución del poder y combatir las desigualdades, pero también para afianzar la paz, democratizar la cultura y cambiar el modelo productivo del país.
Presión a los talibanes
De entre muchas cuestiones que se abordaron en la cumbre destacó el desesperado grito de ayuda de las niñas afganas, excluidas por los talibanes de las escuelas secundarias desde hace un año.
“Nos hemos visto forzadas a poner en pausa nuestros sueños”, lamentó Somaya Faruqi, una joven activista que dijo que las afganas se sienten “abandonadas” y exigió a la comunidad internacional más presión sobre Kabul.
También habló de esta cuestión la premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, que en el 2012 sobrevivió a un intento de asesinato por parte de los talibanes de Pakistán por defender el derecho a la educación y que tuvo duras palabras duras para la inacción de los gobiernos: “¿Cuántas generaciones más están dispuestos a sacrificar?”.