Por Gary Shilling
El programa de orientación prospectiva de la Reserva Federal ha resultado ser un desastre, tanto que ha puesto a prueba la credibilidad del banco central. Su presidente, Jerome Powell, parece estar de acuerdo en que debería descartarse la provisión de estimaciones de dónde prevé la Fed que se ubiquen las tasas de interés, el crecimiento económico y la inflación en diferentes puntos en el futuro.
“Creemos que es hora de ir reunión por reunión, de modo que dejemos de proporcionar el tipo de orientación más o menos clara que habíamos proporcionado”, dijo después de la reunión de política monetaria de la Fed del 26 y 27 de julio.
Hace casi 14 años, cuando comenzó a brindar orientación prospectiva, la Fed esperaba que al dejar en claro sus intenciones a través de su Resumen Trimestral de Proyecciones Económicas y conferencias de prensa, podría evitar perturbaciones en el mercado y reducir la volatilidad. El colapso financiero de 2008 reveló la opacidad del antiguo sistema y la necesidad de transparencia.
El banco central sucumbió a las presiones de transparencia y en diciembre del 2008 comenzó a utilizar la orientación prospectiva cuando redujo su tasa de política de fondos federales a un día a casi cero y dijo que “empleará todas las herramientas disponibles para promover la reanudación del crecimiento económico sostenible y para preservar la estabilidad de precios. En particular, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) anticipa que es probable que las condiciones económicas débiles justifiquen durante algún tiempo los niveles excepcionalmente bajos de la tasa de fondos federales”.
El problema básico con la orientación prospectiva es que depende de datos de los cuales la Reserva Federal tiene un mal historial de previsión. Tras la Gran Recesión de 2007-2009, la Fed fue consistentemente demasiado optimista sobre una recuperación económica. En setiembre de 2014, los responsables de la política monetaria pronosticaron un crecimiento real del producto interno bruto en el 2015 del 3.40%, pero se vieron obligados a reducir constantemente sus expectativas hasta el 2.10% en setiembre del 2015.
La tasa de fondos federales no es una tasa de interés determinada por el mercado, sino que la fija y controla la Reserva Federal, y nadie desafía al banco central. No obstante, las previsiones de los miembros del FOMC fueron terribles al pronosticar lo que ellos mismos harían, como se percibe en el el llamado diagrama de puntos de las proyecciones de tasas de los miembros individuales del FOMC que se muestran en el gráfico. En el 2015, la proyección promedio de la tasa de fondos federales del 2016 fue de 0.90% y 3.30% en el 2019. Las cifras reales fueron 0.38% y 2.38%.
La orientación a futuro no solo ha sido un fracaso, sino que puede haber aumentado, no reducido, la volatilidad del mercado financiero. En febrero de 1994, la Fed elevó las tasas sin previo aviso y en seis meses duplicó la tasa de los fondos federales del 3% al 6% en noviembre. Eso alteró los mercados y provocó que los rendimientos del Tesoro de Estados Unidos se dispararan en lo que se conoció como “La gran masacre de los bonos de 1994″.
De febrero a noviembre de este año, el rendimiento de la nota del Tesoro a 10 años subió 2.3 puntos porcentuales sin precedentes. El Índice de Volatilidad de la Bolsa de Opciones de la Junta de Chicago, o VIX, que rastrea el mercado de valores, se disparó de 10.8 a 23.9 en abril.
A pesar de la restricción crediticia de la Fed sin previo aviso, la volatilidad en los mercados financieros en 1994 fue moderada, en comparación con la experiencia reciente. La volatilidad promedio de los bonos del Tesoro a 10 años en 1994 fue de 0.12%, medido tomando el promedio móvil de 20 días del cambio porcentual diario en los rendimientos, independientemente de si es positivo o negativo. La volatilidad promedio del índice S&P 500 fue negativa 0.01% y el índice VIX para 1994 promedió 13.9.
Sin duda, muchos eventos actuales han causado incertidumbre en los mercados, pero la Fed ha estado allí con mucha fuerza con su orientación a futuro. Recuerde que a principios de este año, el banco central creía que la inflación provocada por las fricciones en la reapertura económica tras la pandemia y las interrupciones en la cadena de suministro era temporal.
Solo, y de forma tardía, cambió de opinión, elevó las tasas y señaló que se avecinan más aumentos sustanciales. Los pronósticos defectuosos de la Fed dieron como resultado una orientación a futuro defectuosa y una mayor volatilidad del mercado financiero.
En consecuencia, la volatilidad en los mercados es mucho mayor que en 1994, antes de que el banco central difundiera sus planes. Usando mi misma medida de volatilidad, este año hasta la fecha ha promediado 0,46% para la nota del Tesoro a 10 años. La volatilidad del S&P 500 también es mayor, 0.09% negativo, y el VIX ha promediado 25.8.
Por lo tanto, los mercados financieros sin orientación a futuro pueden estar más tranquilos. Como presidente de la Fed, Powell tiene un tremendo peso en el banco central, por lo que creo que prevalecerá su sugerencia de poner fin a la orientación a futuro.