Es una frase común entre los californianos: El 2021 es muy distinto al 2003.
Sí, es cierto que el estado encara un referendo revocatorio que podría costarle la gobernación a un demócrata, como hace 18 años. Pero el electorado californiano hoy es muy diferente al de entonces: Es menos republicano y más hispano y asiático. También más joven. Todos estos factores pueden beneficiar el gobernador Gavin Newsom, siempre y cuando logre movilizar a sus votantes.
“Los números benefician a Newsom y él lo sabe”, comentó Mindy Romero, director del Centro para una Democracia Inclusiva (Center for Inclusive Democracy) de la Universidad del Sur de California (University of Southern California) y experto en el proceso electoral.
Ya se han emitido más de 7 millones de votos adelantados.
La papeleta incluye dos preguntas: ¿Hay que destituir a Newsom y, en caso afirmativo, quién lo debe reemplazar? Hay 46 candidatos a sucederlo y, si Newsom es destituido, el que reciba más votos lo sucederia. Seguramente sería un republicano, ya que no hay demócratas de peso en la boleta. El comentarista radial conservador Larry Elder encabeza las encuestas.
La campaña a favor de la destitución de Newsom fue encabezada por organizaciones políticas conservadoras opuestas a las posturas de Newsom sobre inmigración, delincuencia y otros temas. Otro asunto espinoso que figura en la papeleta es el de la pandemia del coronavirus y las frustraciones por los cierres de comercios y escuelas.
En el 2003, el demócrata Gray Davis pasó a la historia como el primer gobernador destituido en un referendo revocatorio. Acababa de comenzar su segundo mandato y el electorado estaba agitado en relación con una crisis energética que había generado apagones, inminentes aumentos de impuestos y de tarifas, y una economía floja. El republicano Arnold Schwarzenegger se sumó a la contienda y la ganó con comodidad.
En esa ocasión, participaron unos 9 de los 15 millones de votantes empadronados. Unos 4 millones (el 44%) apoyaron a Davis. En la columna de quién debería reemplazar a Davis, Schwarzenegger recibió 4.2 millones de votos.
En esa época, el 35% del electorado eran republicanos, el 43% demócratas y un 16% no tenían filiación alguna.
Hoy California tiene 22 millones de votantes empadronados y los republicanos dicen que la tendencia se ha mantenido y solo 5 millones, o una cuarta parte del electorado, está afiliada a ese partido. Los demócratas agregaron 3 millones de afiliados y hay 2.6 millones independientes nuevos.
Los hispanos representan más de una cuarta parte del padrón electoral, comparado con el 17.5% del 2003, según información suministrada por Romero. También aumentó la cantidad de asiáticos, que hoy representan el 10.4% del electorado. A medida que aumentan esos bloques, el electorado se rejuvenece.
Todas estas tendencias deberían favorecer a los demócratas, que en los dos últimos años han acentuado su hegemonía en el estado. Los californianos no eligen un republicano desde el 2006, cuando Scharzenegger obtuvo un segundo mandato, y los demócratas tiene hoy supermayorías en ambas cámaras legislativas.
Si bien la popularidad de Donald Trump aumentó entre los hispanos del 2016 al 2020, ese bloque sigue apoyando abrumadoramente a los demócratas en California, de acuerdo con Díaz.
Los hispanos representan el 40% de la población de California —casi 40 millones de personas— y son el bloque racial o étnico más grande del estado, pero son menos proclives a participar en las elecciones y no se puede dar por descontado su voto, señaló Díaz.
Encuestas recientes indican que Newsom saldrá airoso y la participación de los demócratas hasta ahora ha sido alta. La participación de los hispanos de 18 a 34 años, no obstante, es muy baja.