Legisladores en Texas, en el sur de Estados Unidos, quieren evitar la ejecución de un hombre autista en cuya condena, aseguran, se aplicaron conceptos científicos desactualizados, y a quien el estado le prohibió acudir este lunes al parlamento estatal para abordar su caso.
Robert Roberson, de 57 años, se salvó temporalmente de recibir la inyección letal el jueves pasado, luego de que la Corte Suprema de Texas respaldara la solicitud de una comisión de la Cámara de Representantes local para escuchar su testimonio antes de su ejecución.
La decisión incomodó al gobernador de Texas, el conservador Greg Abbott, quien en una carta enviada al tribunal recordó que solo él tiene el poder de conceder clemencia o postergar una ejecución, y pidió que se desconsidere el permiso.
En tanto, el fiscal general del estado, Ken Paxton, se opuso a que Roberson acudiera en persona, según detalló la defensa.
La decisión sobre si Roberson vive o muere se encuentra ahora en un limbo. Fue condenado en 2003 por el fallecimiento de su hija Nikki, de dos años, diagnosticada con el “síndrome del niño sacudido”.
Él mismo la llevó grave al hospital y niega haber agredido a su hija, quien ya tenía la salud quebrantada, mientras que su defensa recuerda que el diagnóstico usado para culparlo por causarle lesiones mortales es actualmente “junk science” (ciencia basura, en español).
“Hay formas dramáticas en las que podríamos hacer cumplir esta citación, pero no queremos crear una crisis constitucional ni intensificar una división entre las ramas del gobierno”, dijo el líder de la comisión, Joe Moody.
“Estamos en conversaciones con la oficina del Fiscal General de Texas” para recibir a Robert en persona y no en videoconferencia, dijo Moody, ya que se trata de una “persona con autismo que tiene importantes desafíos de comunicación”.
“La ciencia evolucionó”
Este lunes, la comisión escuchó a expertos e involucrados en el caso. Los legisladores buscan aplicar una ley aprobada en 2013 en el estado, destinada a que prisioneros puedan cuestionar sentencias donde se aplicaron conceptos desacreditados por la ciencia moderna.
La condena asegura que Nikki tenía un hematoma interno en la cabeza, hinchazón cerebral y lesiones en la retina compatibles con el “síndrome del niño sacudido”, provocado, añade, por una agresión de Roberson.
“Esa combinación de síntomas ha sido desacreditada, eso no es lo que sucede si se sacude a un bebé. Hay una gran cantidad de otras causas, como la medicación excesiva o la ausencia de oxígeno al cerebro (...). Esa era la ciencia en el momento y la ciencia evolucionó”, dijo Phillip McGraw, psicólogo clínico y conocido presentador de televisión.
“No estoy diciendo que un hombre adulto no pueda causar un daño grave a un niño de 9 kilos, pero habría señales muy claras de eso”, agregó.
Según ha explicado la abogada de Roberson, Gretchen Sween, la causa de la muerte de Nikki fue una neumonía, agravada por la prescripción de medicamentos inadecuados por parte de los médicos, y las lesiones aparecidas pudieron ocurrir cuando trataron de reanimarla en el hospital.
El espectro autista de Roberson, que no fue diagnosticado hasta 2018, también contribuyó a su arresto y condena, dijo. Cuando ocurrieron los hechos, acusadores y médicos destacaron su falta de emociones en medio de la gravedad de la niña.
Matar a un inocente
Terry Compton, exmiembro del jurado que condenó a Roberson, se ha retractado, con toda la nueva información, porque vio que su “decisión de hace 21 años iba a hacerse realidad, estaba matando un hombre inocente y tenía que vivir con eso”.
Otro que ha pedido perdón a Roberson es el hombre que lo puso tras las rejas, Brian Wharton, el policía que lo investigó. “Sabiendo todo lo que sé ahora, estoy firmemente convencido de que Robert es un hombre inocente”, dijo recientemente.
En lo que va del año se ha producido 20 ejecuciones en Estados Unidos.
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