El crecimiento económico de Estados Unidos se contrajo inesperadamente en el primer trimestre debido a que el resurgimiento de los casos de COVID-19 perturbó la actividad, pero el descenso de la producción pinta una imagen engañosa de la economía en medio de una sólida demanda interna.
El Producto Bruto Interno (PBI) cayó a una tasa anualizada del 1.4% entre enero y marzo, informó el jueves el Departamento de Comercio en su estimación anticipada del PBI. Fue el primer descenso desde la recesión inducida por la pandemia de hace casi dos años. La economía creció a un sólido ritmo del 6.9% en el cuarto trimestre.
Los economistas encuestados por Reuters habían previsto que la economía creciera a un ritmo del 1.1%. Las estimaciones oscilaban entre una tasa de contracción del 1.4% y un ritmo de crecimiento del 2.6%.
La caída de la producción reflejó un mayor déficit comercial y un ritmo moderado de acumulación de existencias. Aunque la cifra principal podría hacer que algunos adviertan sobre estanflación y recesión, no es un reflejo real de la economía.
El gasto de los consumidores fue sólido y la inversión empresarial en equipos se aceleró considerablemente. El resultado es una medida de la demanda interna -excluyendo el comercio, las existencias y el gasto público- que aumentó fuertemente desde el ritmo del cuarto trimestre de 2.6%. Las ventas finales a los compradores domésticos privados representan aproximadamente el 85% del gasto agregado.
Se espera que la Reserva Federal suba las tasas de interés en 50 puntos básicos el próximo miércoles y que empiece pronto a recortar sus tenencias de activos. El banco central estadounidense subió su tipo de interés oficial en 25 puntos básicos en marzo, la primera subida de tasas en más de tres años, en su lucha contra la inflación. Los precios anuales al consumo aumentaron en marzo a su ritmo más rápido en 40 años.
Aunque los precios de los alimentos y la gasolina se han disparado, todavía no hay señales de que los consumidores estén frenando el gasto.
Los fuertes aumentos salariales en un mercado laboral cada vez más ajustado y el exceso de ahorro de al menos 2 billones de dólares acumulado durante la pandemia están proporcionando un colchón contra la inflación.
El fortalecimiento de las condiciones del mercado laboral se vio reforzado por un informe separado del Departamento del Trabajo, que mostró que las solicitudes iniciales de subsidios estatales por desempleo cayeron en 5,000, hasta una cifra desestacionalizada de 180,000, en la semana terminada el 23 de abril.
Los economistas habían previsto la presentación de 180,000 solicitudes para la última semana. Según los datos de Bank of America Securities, los consumidores de menores ingresos, que suelen verse afectados de forma desproporcionada por la inflación, mostraron una mayor resistencia.
Aun así, sigue preocupando que la Fed pueda endurecer agresivamente la política monetaria e inclinar la economía hacia la recesión en los próximos 18 meses. El mercado de la vivienda ya está mostrando signos de desaceleración, con la hipoteca fija a 30 años disparada por encima del 5%.
Pero mucho dependerá de la rapidez con la que se relajen las tensiones geopolíticas y las cadenas de suministro, y de que la inflación disminuya.