El gobierno estadounidense asignó US$ 439,000 millones para ayudar a sobrevivir a las pequeñas empresas en medio de la pandemia del coronavirus, pero hay quienes creen que ese dinero puede terminar en otras manos.
El programa, parte de un paquete de estímulo de US$ 2 billones aprobado la semana pasada, fue presentado como una forma de ayudar a que los pequeños negocios de barrio, que a menudo son una parte vital de las comunidades, puedan retener a sus empleados y pagar las cuentas.
Pero la definición que hace la ley de “pequeña empresa” es bastante amplia y abre las puertas a que firmas no tan pequeñas soliciten ese dinero.
Los operadores de hoteles de renombre, restaurantes, servicios con cadenas y franquicias con miles de empleados en todo el país podrán también solicitar es ayuda.
Lobistas presionan para que la Administración de la Pequeña Empresa haga una interpretación generosa de la ley y permita que no solo los sectores devastados por el cierre obligado de comercios y la orden de permanecer en casa reciban la asistencia, sino también cadenas internacionales de restaurantes y de hoteles, permitiéndoles conseguir préstamos de hasta US$ 10 millones.
Si bien el Congreso podría aprobar más dinero en el futuro, los fondos del programa así como está se agotarían pronto. Y las organizaciones grandes, con medios económicos y legales, podrían ser las mejores preparadas para sacar provecho.
“Estoy segura de que eso es lo que va a pasar”, afirmó Lauren Friel, propietaria de una enoteca de Somerville, Massachusetts, que cerró hace tres semanas. “Me enfurece. Es un escándalo. Van a llenarse los bolsillos de dinero”.
Friel dijo que pedirá unos US$ 50,000 para pagar el alquiler y a los empleados, pero duda recibirlos.
El gobierno empezará a recibir solicitudes de ayuda el viernes 3 de abril.
Los contratistas independientes y los que tienen negocios propios pueden ser los más perjudicados ya que no podrán presentar sus solicitudes antes del 10 de abril, según los lineamientos del Departamento del Tesoro. Para entonces, los bancos pueden tener cantidades de pedidos de crédito.
“Me cuesta decirlo: Hay solo US$ 350,000 millones en este fondo. Toda cadena grande de restaurantes o de hoteles va a solicitar este dinero. No va a durar mucho”, expresó Ron Feldman, ejecutivo de ApplePie Cañital, que ha estado ayudando a las empresas a preparar sus solicitudes.
“Si quieres este dinero, mejor que te apresures”, agregó Feldman esta semana en una conferencia telefónica con 2,000 ejecutivos de franquicias.
El gobierno informó el jueves que 10 millones de personas se acogieron al seguro de desempleo en las dos semanas que terminaron el 28 de marzo.
Jeff Brabant, a cargo de las relaciones de la Federación Nacional de Negocios Independientes con el gobierno, dijo que confiaba en que el programa hará llegar dinero a las pequeñas empresas tradicionales. “Cambiaremos de tono en una semana si las cosas no van bien”, advirtió.
El programa facilitará préstamos a bajos intereses por dos veces y media el monto de la nómina salarial mensual. La deuda será perdonada, al menos parcialmente, si la firma demuestra que el dinero fue usado para conservar empleados y pagar gastos hasta el 30 de junio.
La ley estipula que cualquier servicio de comidas u hotel podrá acogerse al programa siempre y cuando no tenga más de 500 empleados en un mismo sitio. También podrán acogerse miles de franquicias, sin importar sus ingresos ni su relación con la corporación madre.
La máxima cifra que se podrá solicitar es US$ 10 millones. Pero los cabilderos que representan a las cadenas quieren que ese tope se aplique a cada franquicia, no a cada propietario.
Greg Flynn, CEO del Flynn Restaurant Group, que se describe a sí misma como la cadena de restaurants más grande de Estados Unidos y es propietaria de más de 1,200 negocios de Applebee’s, Arby’s, Taco Bell y Panera, sostiene que las firmas grandes también deben recibir ayuda.
Dijo que tuvo que suspender sin goce de sueldo a 30,000 de sus 48,000 empleados porque los ingresos de la empresa bajaron 60% en cuestión de días. Espera recibir dos veces y media los US$ 60 millones que paga mensualmente en salarios.
Los negocios que tienen problemas para preparar sus solicitudes o esperan demasiado probablemente saldrán perdiendo ante las firmas grandes, según Veronique de Rugy, investigadora de la Universidad George Mason.
“Cuando veamos quienes se beneficiaron con esto, probablemente nos encontremos con que es algo pensado para favorecer a empresas más grandes que lo que consideramos pequeños negocios”, expresó.