La ofensiva del presidente Donald Trump contra la Organización Mundial de la Salud es otro golpe a las instituciones internacionales diseñadas para ayudar a las naciones a enfrentar crisis globales, y puede dejar a los países aún menos preparados para la próxima.
La decisión de Trump el martes de suspender los fondos de la OMS en medio de una pandemia que ha costado al menos 130,000 vidas es la última salva en una lucha más amplia entre Estados Unidos y China por el liderazgo global. Ambos países están cortejando a otros países y a la opinión pública mientras cubren sus propias deficiencias en la pandemia y se posicionan para el mundo posterior al virus.
China, ampliamente criticado por sus errores al comienzo del brote, ha intensificado los esfuerzos para enviar suministros médicos a los países más afectados, incluso cuando surgieron informes de que gran parte de ese equipo estaba defectuoso o vencido. Mientras tanto, EE.UU. anunció US$ 300 millones en ayuda a los países que luchan contra el virus, pero rechazó las solicitudes del equipo más esencial mientras recibía donaciones de los gobiernos de Egipto, Taiwán y Vietnam, entre otros.
Ese escenario, en el que el país más rico del mundo acapara elementos para combatir la pandemia en casa, mientras que China falla en tratar de heredar el papel de liderazgo, refleja una sombría realidad en los meses desde que se identificó la COVID-19. No hay un líder mundial en la lucha contra el virus, y los países que normalmente buscarían ayuda en Washington o Pekín están descubriendo que no tienen a nadie en quién confiar. Ambas partes se están quedando cortas.
“La administración Trump puede realmente arruinar esto, y China también”, asegura Jude Blanchette, presidente de Estudios de China en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “Habrá un ajuste de cuentas” para ambos países, agrega.
La medida de Trump contra la OMS, a la que la Casa Blanca acusa de “repetir como un loro” las primeras afirmaciones de China de que el virus no se transmitía entre humanos, podría costar miles de vidas si limita la capacidad de la organización para ayudar a las poblaciones vulnerables en lugares como Libia y Siria, según una evaluación interna del Departamento de Estado.
China rechazó la acción contra la Organización, y el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Zhao Lijian dijo que “debilitará las capacidades de la OMS y socavará la cooperación internacional”.
Trump ha criticado la temprana oposición de la OMS a sus restricciones de viaje, una medida que tomó para limitar los vuelos desde China a fines de enero, así como por la negativa de Pekín de permitir que los científicos estadounidenses de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades accedieran temprano a Wuhan, donde surgió el virus.
Associated Press informó el miércoles que obtuvo documentos internos que muestran que los funcionarios chinos esperaron seis días en enero antes de que el presidente, Xi Jinping, advirtiera al público sobre los peligros del brote de coronavirus. La demora permitió que millones de personas viajaran desde el epicentro de la ciudad de Wuhan a otras partes del país y del mundo, según el informe.
Si bien Zhao de China dijo que no había visto el informe, agregó que Pekín actualizó a la OMS de manera “oportuna” y calificó las acusaciones de que el gobierno no era transparente de “injustas”.
Ahora bien, la decisión de Trump también subraya las presiones que enfrentan los organismos mundiales, desde la OTAN y la Organización Mundial del Comercio hasta Naciones Unidas y la Unión Europea. Y muchas de esas presiones están cada vez más alimentadas por la rivalidad entre Estados Unidos y China.
“La última vez que el mundo se enfrentó a una crisis, que no fue de la misma dimensión, pero también fue muy dura, fue la crisis financiera en el 2008”, declaró el embajador de Alemania ante Naciones Unidas, Christoph Heusgen, al Consejo de Seguridad. “En ese momento había tanto el liderazgo como el poder para lograr una respuesta unida a la crisis. Ahora no los tenemos. No tenemos liderazgo y poder unidos”.
Inacción de la ONU
El Consejo de Seguridad de la ONU ha estado bloqueado durante semanas para responder a la pandemia de coronavirus, en contraste con los esfuerzos anteriores para proporcionar una respuesta unificada a los brotes de ébola. Parte de la disputa esta vez se centró en los esfuerzos de EE.UU. para referirse a la enfermedad como el “virus Wuhan” y la afirmación desacreditada de un funcionario chino de que los estadounidenses pueden haber ayudado a introducir la enfermedad en China.
La disputa entre Estados Unidos y China se extiende a todo el sistema internacional construido después de la Segunda Guerra Mundial. Justo cuando el brote de COVID-19 crecía, las dos naciones se disputaban el liderazgo de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, y el año pasado tenían una disputa similar sobre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
“El gobierno de Trump lleva mucho tiempo alejándose de las instituciones internacionales, pero luego se queja de que los chinos han ganado demasiada influencia”, dice Richard Gowan, el director para Naciones Unidas en International Crisis Group. “Las tensiones entre China y Estados Unidos están envenenando gradualmente a muchas instituciones multilaterales diferentes y no veo cómo regresar al statu quo ante”.
Las tensiones no siempre son consistentes. El secretario de Estado de EE.UU. Michael Pompeo, quien pasó semanas refiriéndose al “virus de Wuhan” en sus apariciones públicas, lo hace con menos frecuencia desde que Trump y Xi hablaron por teléfono a fines del mes pasado. El miércoles habló con Yang Jiechi, un alto diplomático chino, y elogió los esfuerzos de Pekín para acelerar las ventas de equipos médicos a EE.UU.
“El secretario enfatizó la necesidad de una total transparencia e intercambio de información para combatir la pandemia de COVID-19 y prevenir futuros brotes”, dijo la portavoz del Departamento de Estado Morgan Ortagus, en un comunicado. “También señaló la ayuda que el pueblo estadounidense ofreció al pueblo de China en enero, y sigue ofreciendo, y la gran importancia que otorgamos a la facilitación de exportaciones de suministros médicos de China para satisfacer la demanda crítica en Estados Unidos”.
A pesar de cierta cooperación, Trump ha citado repetidamente el papel de EE.UU. como el mayor contribuyente a la OMS como una de las razones por las que está tan frustrado por la influencia de China en la organización, un argumento que hace eco de sus quejas sobre la ONU y organizaciones como la OTAN, que durante mucho tiempo ha dicho depende demasiado de la financiación estadounidense.
‘Desinterés de EE.UU.’
Si bien diplomáticos y expertos reconocen que China ha ganado influencia en muchas organizaciones internacionales, los analistas dicen que la tendencia se ha visto reforzada por la falta de interés de EE.UU. en invertir sus recursos en estas organizaciones.
“Lo más importante para los chinos es el desinterés y la hostilidad de EE.UU. hacia la idea de liderazgo global”, asegura Derek Scissors, académico residente de American Enterprise Institute.
El daño a largo plazo a la cooperación internacional puede extenderse más allá de los brotes virales, dificultando la respuesta a actos de terrorismo, la proliferación nuclear y el cambio climático entre otras amenazas, dicen los expertos.
“Las corrientes del populismo son tan grandes ahora que los líderes ya no son recompensados por comportarse en términos de cooperación internacional”, dice Stewart Patrick, miembro principal de Gobernanza Global y Multilateralismo en el Consejo de Relaciones Exteriores.
“Hay un riesgo creciente de que estas organizaciones puedan debilitarse y atrofiarse. Simplemente no hay suficientes líderes por ahí que tengan una visión ilustrada del interés internacional”.